Había sobrevivido al fuego psíquico del Fénix, pero se había quedado solo, su otro yo que formaba parte de su existencia como Venom estaba muerto. El simbionte había quedado reducido a una simple célula, ahora se dejaba arrastrar por el aire caliente de lo que hacía solo minutos había sido la selva del Amazonas. El hambre y la necesidad de supervivencia lo impulsaba, entonces vio un posible huésped, un jaguar avanza entre los árboles calcinados. El pelaje lo tenía quemado, cojeaba de la pata delantera derecha y su ojo izquierdo estaba ciego. El simbionte entró por la pesada respiración del felino, descendiendo por la garganta y devorando con avidez los restos de comida del estómago de su nuevo huésped. Aquello fue el carburante que necesitaba, empezando a dividirse y pasar de un organismo unicelular a uno multicelular. Segundos después el jaguar se convulsionó, mientras de su boca y hocico salió un líquido negro espeso como la brea, que cubrió con rapidez su maltrecho cuerpo. Sus ojos blancos enormes sin párpados, iris y pupila miraron a su alrededor, hilos de baba caían de una enorme boca llena de colmillos donde se agitaba una larga lengua, sus garras arrancaban trozos de tierra del ceniciento suelo, su tamaño había alcanzado al de un caballo de carreras, volvía a ser Venom.
Aquella versión de Venom alzó el hocico y olfateó el aire, podía sentir el hedor a quemado y muerte flotando en el aire, además de los olores de los animales vivos en toda zona circundante. Entonces el simbionte se dio cuenta de algo, no había lucha, sin resistencia interna, ni una moralidad que coartara sus acciones, aquel cuerpo solo entendía las necesidades más básicas, dejándole el control absoluto. Esa sensación de poder era embriagadora. Era libre para manejar aquel cuerpo a su antojo, pero aún así tenía sus límites al ser un animal supeditado a sus instintos salvajes. Avanzó con paso tranquilo, dejando enormes surcos de sus garras en el suelo ceniciento, antes el mismo había caído en las necesidades básicas y creado un vástago, Carnage. Su descendencia se había convertido en un psicópata asesino y en su enemigo, en vez su aliado y compañero. Venom observó un hormiguero, aquellos pequeños seres trabajaban al unísono, dirigidos por una mente de enjambre y por el bien de su colonia, en vez de por su bien personal. Ahora sabía la solución a su problema y como sobrevivir de forma efectiva. En su versión solitaria había sido cazado por los héroes, sus acciones habían sido influenciadas por sus huéspedes y casi había muerto en repetidas ocasiones. Pero siendo un enjambre de simbiontes con huéspedes lobotomizados podía funcionar, sin sus personalidades que pudieran interferir con su control y siendo cada simbionte una extensión de él mismo. Debía probarlo, los humanos hacían experimentos para probar sus teorías, él haría lo mismo con ellos y comprobaría su teoría en aquel lugar olvidado.
Venom se movía con agilidad y rapidez sobrenatural por la selva quemada del Amazonas, saltando y esquivando los árboles quemados que se habían caído, alzando nubes de ceniza del suelo a cada paso. Sus objetivos estaban cerca, su olor se hacía más fuerte según se internaba en la selva, el característico hedor del miedo y la desesperación humana. Sus ojos blancos lo vieron, un poblado rudimentario de chamizos quemados en un claro de la selva. Si olfato le indicó que había unas dos docenas de humanos allí, indígenas alejados de la civilización y viviendo como lo había hecho esa especie en sus primeros milenios como cazadores y recolectores. Se subió a un alto árbol quemado y se tumbó en las ramas, Venom sabía que debía esperar a la noche y atacar al amparo de la oscuridad. Observó en silencio, aquellos humanos serían un experimento perfecto paracomprobar la visibilidad de una mente de enjambre simbonte bajo su control.
La noche cayó sobre la selva y el jaguar controlado por el simbionte descendió de su refugio, moviéndose en silencio por el suelo cubierto de ceniza y árboles calcinados caídos. Su cuerpo negro como la brea se mimetizó con el oscuro ambiente, avanzando en la plena noche hacia el poblado medio en ruinas, sin dejar de olisquear el aire y usar su visión térmica para ubicar a los centinelas vigilaban en silencio mirando hacia la oscuridad de la selva. Entonces lo vio, su primera presa, un indígena medio desnudo y con el cuerpo pintado con unos glifos de color rojizo, se había quedado dormido en su puesto de guardia. Venom avanzó muy despacio y asegurándose que ningún otro centinela lo viera, para luego saltar sobre aquel durmiente humano. La cubierta simbionte del jaguar se derramó sobre el humano, que se despertó de golpe al ser derribado por el enorme jaguar. Su presa quiso gritar, pero ya era demasiado tarde, su cabeza y torso ya estaban cubiertos de la semilíquida estructura del simbionte, que había empezado a penetrar en su mente y destruir su conciencia, voluntad y libre albedrío. El jaguar se apartó de su víctima, ahora solo tenía una pequeña parte del simbionte cubriendo toda su cabeza, pero este empezaba a replicar células y dividirlas para cubrir lentamente el cuerpo del animal, que observó como el humano se alzaba como Venom en su forma humanoide. Venom flexionó su cuerpo, abrió y cerró sus manos, mientras su largar lengua se agitaba como una serpiente en su enorme boca llena de dientes afilados y enormes.
-Sí... está funcionando…-Venom río acariciando al jaguar y riendo levemente, al comprobar que podía controlar a más de un ser vivo a la vez, solo debía destruir su voluntad, su consciencia y libre albedrío para superponer su mente. -Pronto seremos un enjambre... y todo ser vivo será parte de Venom.
Riendo, se mimetizó en la noche y fue cazando uno a uno a los centinelas del poblado, repitiendo el proceso con cruel eficiencia. Tras acabar de asimilar a los centinelas indígenas, dio la orden de capturar a los demás que dormían en las chamuscadas chozas. Ya no necesitaban ser silenciosos, Venom tenía suficientes zánganos simbiontes bajo su poder para capturar a todos los indígenas de aquel lugar. Entraron en tromba en las chozas, arrojando largos hilos de seda tan dura como el acero que salía del dorso de sus manos, un poder robado de su tiempo fusionado con Spiderman y arrastraron al centro de la aldea a los indígenas atados, que lloraban, gritaban y pataleaban desesperados presos del miedo. Como si fuera algo ritual, el Venom Prime avanzó entre aquellos desgraciados, dejando caer sobre ellos una parte de su breoso cuerpo simbionte, que se esparcía con rapidez sobre sus cuerpos como si fuera un tumor maligno y cubriéndolos por completo, a la vez que destruía sus conciencias y voluntad para hacerlos un recipiente de su mente de enjambre. El amanecer llegó, desvelando un grupo de indígenas transformados en extensiones simbiontes de Venom, mientras el simbionte original estaba sentado en un trono creado a partir de una choza quemada. Su mano rematada en garras acarició el lomo del jaguar simbionte con delicadeza, mientras observaba con una sonrisa cruel a sus nuevas extensiones de su voluntad.
-Ya no somos simples simbiontes, atados a la voluntad de otro... ahora somos un enjambre, como una mente colectiva -Venom lo dijo con cruel satisfacción, mirando a cada uno de sus simbiontes. Sabía que estaban todos unidos bajo su mente, aunque tenían autonomía y mente propia, todos eran Venom. -Absorberemos este mundo en ruinas, conseguiremos nuevos poderes con los que hacernos más poderosos y prosperaremos. La era del Simbionte ha llegado, es nuestro momento de crear una nueva civilización bajo nuestro control.
Los zánganos simbiontes miraron al Venom Prime y gritaron de alegría, pues tenían el control de huéspedes que maximizaban sus existencias, sin la interferencia de una mente con conciencia propia en todos sus actos y que deformaba sus propósitos. Venom asintió al escuchar sus gritos de alegría, primero capturarían a cada ser humano se está enorme selva quemada y algunos animales que se adaptarán a sus propósitos, luego se expandirían como una infección vírica por todo el mundo, hasta que solo quedará la civilización de Venom. Una risa cruel salió de su enorme boca y agitó su serpenteante lengua, por qué conformarse solo con la Tierra, cuando acabará con aquel mundo, volverían al cosmos y asimilaría a toda civilización viviente del universo.

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