Las montañas que rodeaban Latveria se alzaban como gigantes calcinados por las llamas del Fénix, una lluvia de cenizas caía sobre los bosques y los pueblos como si fueran perezosos copos de nieve invernal. Aquel país aislado por el mundo había sobrevivido al mar de fuego cósmico gracias a la combinación de tecnología y hechicería oscura de su temible gobernante, Víctor Von Muerte o también conocido como el Doctor Doom. Su enorme castillo se alzaba impasible, como un guardián eterno que recordaba a la gente de Latveria quién era su amo y señor. Cientos de Doombots repartían comida entre los ciudadanos, limpiaban las calles de la capa de cenizas que se acumulaban y vigilaban de forma brutal para evitar saqueos. En lo más profundo del palacio, en el salón del trono permanecía el Doctor Doom, conectado a cientos de cables, sondas y tubos de soporte vital en su trono de hierro negro. Su cuerpo acorazado estaba destrozado por el esfuerzo de detener la energía cósmica del Fénix, pero su mente seguía intacta y ya estaba planeando su siguiente movimiento, pues sabía que había un montón de posibilidades en aquella terrible situación. Los ligeros pasos de su chambelán, le sacaron de su meditación y clavó una mirada fría en aquel hombrecillo, que iba acompañado del Hombre Molécula, vestido con su traje verde y púrpura. Ambos se detuvieron sobre la alfombra roja y se arrodillaron ante el trono de Doom, esperando su permiso para levantarse y dirigirse al monarca de Latveria.
-Levantaros y hablad -ordenó el Doctor Doom moviendo ligeramente su mano derecha acorazada.-¿Qué noticias traes a Doom?
-El mundo ha cambiado y mucho, mi señor -dijo de forma melosa el chambelán Sigfrid, frotándose las manos nerviosamente.-El fuego del Fénix ha causado estragos a nivel mundial.
-Cuéntame algo que no sepa, Sigfrid -gruñó con cierto enfado Doom, mientras sus dedos acorazados tamborileaban contra los reposabrazos del trono. -¿Puedes mostrarme el estado del mundo, Owen? Estoy demasiado cansado como para verlo yo mismo.
-Si, Víctor -Owen también conocido como el hombre molécula asintió, cerró sus ojos y alzó sus manos. Arcos de energía púrpura corrieron por sus dedos, acumulando y uniendo moléculas a toda velocidad, formando una copia a escala del mundo que flotaba sobre él y giraba de forma lenta.-Sigfrid explica lo que hemos descubierto.
-El noventa y nueve por ciento de las nacionales ha desaparecido -señaló Sigfrid con su mano derecha enguantada, hablando con suavidad y recordando todos los reportes de los satélites y de los hechiceros esclavos.-El daño ecológico al planeta es enorme y ha habido una extinción masiva como nunca antes vista.
-Bien, eso suponía…-contestó Doom asintiendo levemente, pues el mismo al proteger Latveria había sentido el fuego cósmico del Fénix en sus propias carnes.-¿Quién ha sobrevivido? ¿Qué posibles amenazas pueden interferir con el dominio de Doom?
-Kamar-Taj ha sobrevivido gracias a sus hechiceros y su ubicación única en el Tíbet, pero no son un problema, pues seguramente seguirán en su aislamiento -Sigfrid señaló el punto con un dedo en el globo planetario.-El Imperio de Atlantis ha perdido sus colonias cercanas a la superficie, sobreviviendo su capital y varias de sus ciudades de alta profundidad.
-Namor siempre ha sido un aliado -contestó Doom pensativo, sabiendo que en el estado en que estaba el planeta, Atlantis intentaría reforzar su control sobre los mares.-Manda una delegación diplomática a la Atlántida, debemos tenerlos como aliados en vez de cómo enemigos. Continúa con el informe, Sigfrid.
-En África hemos encontrado varios puntos de actividad -Sigfrid se secó con un pañuelo de seda su pelada cabeza y continuó con su informe.-Wakanda ha sobrevivido y ha empezado a expandirse más allá de sus fronteras, en Egipto en las Pirámides de Giza hemos detectado que se ha construido un asentamiento y las signaturas son de mutantes, creemos que Apocalipsis es el causante -su mano señaló a la antigua patria destruida de los mutantes Genosha.- No se han detectado signos de vida en ese osario, pero sí actividad energética que debe ser investigada.
-¿Y qué ha pasado con Krakoa? -preguntó Doom, mientras asimilaba el renacimiento y expansión de aquellas nuevas civilizaciones.-Wakanda no es un peligro real actualmente y conviene su existencia para luchar contra el loco de Apocalipsis. Envía un equipo de investigación a Genosha, quiero un informe de lo que encuentren en aquel osario.
-Krakoa ha muerto, solo hay unas pocas signaturas de vida en la isla y ya no son una amenaza -Sigfrid negó con la cabeza con cierto pesar.-Fue el epicentro del resurgir del Fénix, los que han sobrevivido o han tenido suerte o suficiente poder para aguantar el fuego cósmico. También ha sobrevivido intacta la tierra salvaje y puede ser una gran fuente de recursos, flora, fauna y gente.
-Bien, los mutantes inmortales ya no existen -asintió Doom complacido de no tener que lidiar con ejército de inmortales con superpoderes. -Envía una expedición a la Tierra Salvaje, debemos reclamarla antes que nadie, debe ser mía.
-Si, mi señor -asintió Sigfrid, sabiendo que las órdenes de su maestro eran absolutas y si quería algo, debía conseguirse a cualquier precio. -Pero tenemos problemas dónde siempre... en Norteamérica... verá mi señor....
-Hay energía Gamma extendiéndose en el oeste de Norteamérica como si fuera un cáncer -interrumpió Owen por primera vez a Sigfrid, su mirada estaba cargada de poder y su rostro serio. -También nuestros hechiceros han detectado en New York un combate de hechicería y tras eso un asentamiento se ha formado alrededor del Sanctum Sanctorum del Hechicero Supremo.
-Bien, mantened una estrecha vigilancia sobre esas zonas -Doom entrecerró sus ojos al notar la intrusión en su propio salón del trono.-Marcharos tengo un asunto que atender.
Owen disipó la energía de las moléculas de su alrededor y la esfera mundial que flotaba sobre él se deshizo. Sigfrid y Owen hicieron una reverencia, para luego salir del salón del trono con paso rápido, dejando al Doctor Doom solo en su trono. Víctor suspiró y miró hacia las sombras larga que proyectaban las columnas del salón del trono, viendo emerger de ella como si fuera un nadador a la forma astral del Hechicero Supremo, el Doctor Strange. La furia brilló en los ojos del gobernante de Latveria por aquella intrusión indeseada, pero se contuvo de usar sus poderes de hechicería oscura para expulsarlo y esperó para escuchar lo que aquel hechicero tenía que decir.
-¿Ahora el Hechicero Supremo se dedica a espiar desde las sombras igual que una rata? -la pregunta salió de los quemados y resecos labios de Doom, mientras seguía observando a Strange. -¿Qué te trae a mi reino e invadir el palacio de Doom?
-Víctor -Strange hizo una reverencia y sonrío con frialdad calculada, preparándose ante un potencial combate de hechicería.-Venía a devolverte el favor por espiar el sanctum sanctorum con tu cábala de hechiceros, entre otros asuntos más importantes -sonrío de forma enigmática al ver la curiosidad de Doom en sus oscuros ojos. -El cáncer Gamma que se extiende por Norteamérica, es un culto a Hulk. Cada día más plantas, animales y humanos son contaminados con su sangre, transformados en bestias brutales de ira descontrolada y créeme, nadie solo puede detenerlos. Ni siquiera tú, Víctor.
-Strange, te olvidas con quién hablas -Doom se alzó de su trono y dejó que su poder oscuro fluyera envolviendo todo el salón como un sudario mortuorio. -Yo soy Doom, asesino de los Dioses Blancos, aquel que ascendió a la divinidad y rehizo la creación hecha pedazos a su imagen. ¿A caso crees que unas bestias salvajes por muy mutadas que estén me detendrán?-la pregunta salió cargada de demencia y locura, mientras manejaba poderes que desafiaban a la lógica.-Arrodillate y súplica mi ayuda, solo tal vez os deje con vida a tus refugiados y los restos de los Vengadores. Si no, preparaos para la ira de un Dios entre mortales, la mía.
-Fui un tonto en venir aquí -contestó Strange con frialdad absoluta, dándole la espalda a Doom y caminando de nuevo hacia las sombras.-Te has vuelto aún más loco y demente que antes, el fuego cósmico y el poder que has usado para contenerlo se han llevado toda tu cordura, dejando solo un demente con delirios divinos...
Antes que Doom pudiera replicar, Strange se desvaneció transformándose en vapor neblinoso y dejando en soledad total al señor de Latveria. Se dejó caer otra vez en su trono agotado, había usado sus poderes para no mostrar debilidad ante el Hechicero Supremo, pero lo cierto es que estaba tan roto como la misma Tierra. ¿Pero a caso eso importaba? Él era Doom y se alzaría sobre todos, reclamaría su destino de gobernar aquel planeta tan herido como él y alcanzar de nuevo su destino de ser un Dios. Podría Strange tener razón de que hubiera enloquecido por completo, pero eso solo le daba una nueva perspectiva que antes no tenía y podía romper los límites que nunca antes había cruzado para conseguir el dominio de aquel planeta de una vez. Una risa maníaca salió de su reseca garganta, al pensar lo que estaba por venir, la era de Doom y todo aquel que se interpusiera, moriría o acabaría postrado a sus pies.
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