El Sanctum Sanctorum tembló ante el primer impacto mágico contra sus debilitadas protecciones exteriores, libros ajados y pergaminos polvorientos cayeron al suelo, urnas expositoras de cristal se rajaron con un crujido sordo. Pese al ruido, Stephen Strange no perdió la concentración y siguió manteniendo a raya la fisura dimensional, evitando la entrada de Dormammu y reduciendo la intrusión de sus huestes al mínimo. El tiempo había pasado a cuentagotas en el interior de su esfera de hechizos, demasiado ocupado para no pensar en otra cosa que defenderse de tres hechiceros expertos y un gran demonio cósmico. Las maldiciones e insultos resonaron en las paredes del Sanctum Sanctorum, los tres servidores de Dormammu vieron un ejército de gigantes de hielo arremeter contra los Sin Mente del exterior, liderados por el Dios de las mentiras, que lanzaba hechizos para abrir un hueco en las salvaguardias y entrar para ayudar al Hechicero Supremo. Strange sonrió sorprendido, de todas las posibilidades que había vislumbrado, no esperaba a Loki al frente de un ejército intentando salvarle. Dormammu señaló desde la fisura a Kaecilius, para qué dejará de lanzar hechizos contra Strange y liderará a sus hordas contra aquella nueva amenaza.
-Acaba con el ejército de ese diosecillo, Kaecilius -rugió Dormammu, forzando la grieta y dejando entrar en el interior del Sanctum Sanctorum varias decenas de Sin Mentes a la vez, que avanzaban pesadamente arrastrando los pies. -No me falles o tu castigo será eterno y doloroso.
-Sí, mi maestro -Kaecilius hizo una reverencia y guío a las nuevas tropas de Dormammu hacia el exterior, para enfrentar esta nueva amenaza. -Traeré roto y doblegado a ese Dios mentiroso.
Strange quiso usar sus hechizos para detener a Kaecilius, pero hacerlo significaría dar una oportunidad a Mordo y a Clea para romper sus defensas. Un extraño brillo emergió del ojo de Agamotto y un haz de luz salió disparado como una flecha, creando un portal de transporte que giraba debajo de la esfera de protecciones del Hechicero Supremo. Un grito de guerra resonó por toda la sala y una sonrisa apareció en el cansado rostro de Strange, al ver salir disparado el familiar escudo del Capitán América que derribó a Mordo y rebotó en las paredes, volviendo al brazo de su dueño que emergía del portal junto con otros Vengadores y también villanos a la carga. Clea maldijo y alzó el putrefacto cadáver de Wong, mientras invocaba con un movimiento rápido de sus manos decenas de diablillos, que rugían hambrientos al ser liberados de las dimensiones de bolsillo donde la hechicera los había encerrado para consumir sus poderes lentamente. Un mar deforme rugientes de criaturas multicolor gruñeron, hambrientas de carne mortal y sedientas de venganza por los tormentos a los que les había sometido la aprendiz del Hechicero Supremo. Logan y Daken rugieron como bestias salvajes, lanzándose contra la horda con las garras desenfundadas y despedazando carne demoníaca de forma rápida, dejando detrás de ellos un rastro de cuerpos rotos y charcos de sucio icor. La Capitana Marvel se alzó hacia lo alto de la enorme sala, brillando como un sol cegador y disparando rayos de energía contra los Sin Mente que emergían de la fisura. Phobos con sus ojos iluminados por poder mágico, lanzaba hechizos contra Mordo y disipaba los que este lanzaba contra sus aliados, mientras a sus alrededor Grito usaba su larga melena, zarcillos simbiontes y garras para abatir a las amenazas que se acercaban demasiado al joven Dios. El Capitán América saltó contra un Sin Mente y clavó si escudo en su único ojo, para luego rodar por el suelo, esquivando sus enormes manos pétreas y quedando bajo la flotante esfera que envolvía al Hechicero Supremo.
-¡Stephen! -gritó el Capitán América, cubriéndose con su escudo de los rayos oculares de los Sin Mente arrojaban furiosos contra él. -¿Necesitabas algo de ayuda, Doctor?
-Vuestra ayuda siempre es bien recibida, Steve -respondió Strange con tranquilidad absoluta, sabiendo que le acababan de dar la oportunidad que tanto esperaba desde hacía días. -Ahora puedo ocuparme con tranquilidad de la principal amenaza, sin las interferencias menores de sus hechiceros falderos.
Una sonrisa fría apareció en el fondo y alargado rostro del Hechicero Supremo, que salió de la esfera de energía y caminó por el aire con tranquilidad absoluta, como si estuviera paseando por el parque en vez de estar en una encarnizada batalla. Sus manos se movían a toda velocidad formando glifos y sigilos de poder que hacían explotar a los diablillos como pompas de jabón y los Sin Mente se desmoronaban como castillos de arena azotados por el agua del mar. Nada se podía interponer en su camino hacia su objetivo, cruzar la fisura entre dimensiones y enfrentarse al causante de aquella incursión cara a cara. Dormammu se alzó desde la frontera de la Dimensión Oscura, con su gigantesco cuerpo acordado cubierto de una armadura de color azul medianoche y su cabeza ardiendo con fuego abismal, que cambiaba de color según su voluntad, sus enormes garras rasgaron la barrera rota entre ambas dimensiones. Strange vio como aquella entidad de enorme poder y malignidad hinchaba su pecho, sabiendo lo que iba a venir a continuación y empezó trazar los símbolos del siguiente hechizo, terminando justo cuando de la boca de Dormammu salió una enorme llamarada capaz de consumir galaxias. Las llamas cruzaron la brecha entre dimensiones, para un segundo después transformarse en una miríada de mariposas que salieron volando hacia el cielo, gracias al hechizo del Doctor Strange.
El Ojo de Agamotto se iluminó y un segundo después, cientos de versiones de Strange se materializaron al cruzar el umbral entre dimensiones, flotando como un enjambre e invocaban varias armas místicas como el centro de los Visantti, las bandas de Cyttorak o el hacha de Angarruumus entre otras armas de poder arcano. Dormammu rugió y materializó una enorme espada de oscuridad, para luchar contra aquel ejército que amenazaba su objetivo de conquista dimensional, la blandió a dos manos para segar aquella multitud para abrirse paso. Pese a sus esfuerzos, cientos de abolladuras y grietas marcaban la oscura armadura de Dormammu, icor ardiente fluía de cada corte y jadeaba agotado, pues llevaba días intentando mantener abierta la brecha entre dimensiones para cruzarla sin éxito. Los Ojos de Agamotto de las diferentes versiones de Strange brillaron, llenando la oscuridad con una luz cegadora y haciendo retroceder a Dormammu que se vio obligado a parpadear, para ver con horror como todas aquellas versiones de su enemigo mortal se habían fusionado en un gigante de energía mística que empuñaba un hacha. Las armas chocaron sin parar, haciendo temblar ambas dimensiones al mezclarse las distintas energías liberadas, aquel par de titanes luchaban de forma cruenta y sin piedad por el destino de un mundo malherido y casi agonizante. Al otro lado de la brecha la pelea no era menos brutal y cruenta, cuerpos de demonios y Sin Mente yacían tirados como juguetes rotos en el salón del Sanctum Sanctorum, todos los en el grupo de Vengadores estaban heridos de más o menos gravedad, solo Lobezno y Daken seguían adelante sin detenerse pese al daño recibido, gracias a su poder regenerativo y obligando a Clea a retroceder mientras invocaba más demonios y diablillos. Proyectiles mágicos volaban por el aire y eran disipados a toda prisa, en un combate entre Phobos y Mordo que parecía más una coreografía sincronizada. La Capitana Marvel, el Capitán América y Grito se enfrentaban contra los Sin Mente que escapaban de la Dimensión Oscura, derribándolos u obligándoles a retroceder de vuelta a su demencial origen. En el exterior, gigantes de hielo luchaban cuerpo a cuerpo contra una horda de los Sin Mente y espectros sombríos convocados por Kaecilius, mientras Loki desafiaba a un duelo de hechizos a aquel oscuro hechicero.
Strange sabía que debía vencer rápido a su enemigo, pues sus aliados, pese a estar aguantando a los secuaces de Dormammu, pronto serían superados y acabarían muertos o condenados a un destino peor. Dormammu intentó lanzar una bocanada de fuego abismal a bocajarro contra Strange, pero el Hechicero Supremo invocó las bandas de energía de Cyttorak que envolvieron el cuello y la boca del señor de la Dimensión Oscura, evitando que lanzará su letal aliento y tirando de él. Tiró sin dudar de las bandas y Dormammu perdió pie, cayendo hacia delante y acostando la distancia que los separaba. El hacha de Strange descendió a toda velocidad, Dormammu alzó su espada para detener el ataque, pero era demasiado tarde y el filo del hacha rompió la hoja negra de la espada, para luego partir la cabeza del gran demonio y clavarse en su esternón. El grito de agonía resonó por la Dimensión Oscura y su cuerpo sin vida cayó hecho pedazos como si fuera un castillo de naipes al derrumbarse, mientras Strange se alejaba en dirección a la brecha y volviendo a su forma humana, mostrando las graves y letales heridas sufridas en su combate a muerte con Dormammu. El cuerpo del Hechicero Supremo cruzó la brecha justo a tiempo de cerrarse, cayendo al encharcado suelo y rodando entre los pedazos de demonios y Sin Mentes destrozados, jadeando agotado, tumbado sobre un montón de restos de enemigos caídos. La cadavérica figura no muerta de Wong se alzó ante él y se dispuso a apuñalarlo con su espada oxidada, pero en ese instante los brazos del zombi cayeron cercenados por las brillantes garras de Lobezno, que terminó de despedazar al mejor amigo de Strange ante sus ojos.
-¿Estás vivo, Nene? -preguntó Logan en guardia, mientras veía como su alrededor los Sin Mentes se volvían estatuas inmóviles y los demonios huían a sus oscuros infiernos. -Sí que sabes dar un espectáculo en tus fiestas mágicas, Strange -una leve sonrisa apareció en su rostro y le ofreció su mano derecha tras retraer sus garras para que se pudiera poner en pie el Hechicero Supremo. -Agárrate a mi mano y apóyate en mí, tú no te curas como yo.
-Por mucho que os pesé, sigo vivo -respondió Strange, aceptando la mano que le ofrecía su compañero Vengador y poniéndose en pie dolorido. -Ya he lanzado un par de hechizos que sanarán mi cuerpo, aunque no tan rápido como tú lo haces -no pudo evitar sonreír ante el comentario de Logan y asintió agradecido, apoyándose en él. -Aún no hemos terminado, quedan los esbirros de Dormammu, guíame, amigo mío.
Ambos avanzaron con paso cauto y observaron los estragos que habían sucedido tras la muerte de Dormammu y el cierre de la brecha dimensional. Mordo yacía de rodillas sobre un charco de sangre, tras perder el poder de su amo había envejecido décadas hasta convertirse en un anciano centenario. Su cuerpo se había consumido dejando un cuerpo escuálido, sus ropas verdes colgaban flácidas por la desaparición de sus músculos entrenados, pelo negro se había vuelto una melena blanca casi translúcida. Al acercarse más a él, vieron su huesudo rostro cubierto por un mar de arrugas y sus oscuros ojos velados por las cataratas, su perilla cuidada era una larga barba de chivo grisácea, sus manos eran garras sarmentosas rematadas en uñas rotas y su voz susurro ronco. Un grito de terror demente resonó por la sala y todos los supervivientes giraron su cabeza, para ubicar su fuente y ver con horror deformarse el cuerpo de Clea. Sin la energía de Dormammu y la Dimensión Oscura, que estaba usando como catalizador para absorber el poder de demonios menores y mayores, se había salido de control corrompiendose y deformándose en cuerpo y alma. Se retorció en el suelo de dolor, de su espalda salieron enormes espinas de hueso y media docena de alas atrofiadas de aspecto vestigial, su largo pelo blanco se volvieron una masa de tentáculos sinuosos cubiertos de dientes humanos, sus piernas se fusionaron formando una masa gelatinosa como el cuerpo de una babosa, de su torso salieron otros dos brazos largos de aspecto simiesco rematados en garras y de su vientre surgió una boca que chillaba hambrienta, su rostro se alargó brotando en sus mejillas ojos rojos y en su frente crecieron una corona de cuernos rotos. Clea perdió la poca cordura que le quedaba al ver su distorsionado cuerpo en los restos rotos de los cristales esparcidos de las vitrinas y abrió un portal oscuro con sus cuatro manos deformes, cruzándolo arrastrándose de forma sinuosa y dejando un rastro de baba ácida.
Strange reprimió una náusea y la pena de ver en lo que se había convertido su aprendiz y amante, todo por la búsqueda de poder a cualquier precio. Las puertas del Sanctum Sanctorum se abrieron de golpe y sonaron cuernos, cuando Loki entró con paso solemne y tranquilo, seguido de dos gigantes que habían reducido su tamaño con magia y arrastraban el cuerpo podrido de Kaecilius sin vida, que había muerto al morir su amo Dormammu a manos de Strange. Todos los vengadores se miraron en un tenso silencio, habían ganado y cerrado la brecha dimensional, pero había varias preguntas en el aire que no habían sido contestadas. ¿Qué harían con Mordo? ¿Perseguirían a la deformada y demente Clea? ¿Loki sería ahora una amenaza con su ejército? Strange suspiró y se adelantó apoyándose en Logan, sonriendo levemente de forma siniestra.
-Sé bienvenido, Loki -el tono de las palabras de Strange, denotaban que no estaba de humor para engaños, mentiras y jugadas de aquel Dios. -Se agradece tu ayuda en lidiar con esta amenaza a la Tierra. ¿Puedes retirar tus huestes? ¿O acaso tienes algo que solicitar?
-Bueno, la verdad es que no quiero luchar más…-Loki se apoyó en su báculo, estaba empapado en sangre y sus ropas quemadas, su corona con cuernos estaba rota y su pálido rostro mugriento de las cenizas de la batalla. -Pero hay algo que me gustaría solicitar al Hechicero Supremo. ¿Es posible crear un asentamiento de mi gente en estas tierras?
-¿Un asentamiento? -parpadeó confundido y sorprendido Strange, pues esperaba una petición loca como gobernar el mundo o algo por el estilo. -Es una petición razonable, quieres un lugar mejor para tu gente, ahora que finalmente llevas la corona de Jötunheim.
-Mi gente no próspera en mi tierra natal, sobrevive como puede y guía por la brutalidad, si pudieran asentarse en este mundo -Loki lo dijo con suavidad, sabía que los Vengadores habían estado en su mundo varias veces para detener sus complots y sabían como de agresivas y crueles que eran aquellas tierras. -Aquí tendrían un futuro, pese a estar herido este mundo lo ayudaríamos a reponerse y también a sus gentes, tienes mi promesa de rey y de antiguo Hechicero Supremo.
-Si cumples tu palabra, tu gente puede asentarse alrededor del Sanctum Sanctorum y ayudar a protegerlo -Strange asintió levemente, sabiendo que si se asentaban cerca del refugio del Hechicero Supremo estarían obligados a comportarse y ayudar en la defensa de la Tierra. -Nos ayudamos mutuamente y somos aliados, tu gente puede prosperar y la mira recuperarse juntos en armonía. Ese será el trato que cumplir. ¿Lo aceptas, Loki?
-Lo acepto -Loki se rio divertido, pues Strange era difícil de engañar y atándolos al Sanctum Sanctorum, no les quedaba otra que cumplir con lo prometido. En cierto modo se alegraba, al fin, su pueblo y él tendrían un glorioso propósito. -Así sea, mi gente limpiará la zona alrededor de este sagrado lugar y empezará a asentarse. ¿Pero qué hacemos con él?
Todos miraron hacia donde señalaba Loki, Mordo les devolvió la mirada con los ojos llenos de rabia y furia por haberlo perdido todo. Strange sabía lo que debía hacer, se apartó de Logan y avanzó cojeando hasta su envejecido enemigo, una daga voló a su mano derecha y brilló levemente ante su víctima, sabiendo lo que tenía que hacer, pero dudando de hacerlo por su juramento hipocrático. Antes de que Strange pudiera decidirse, tres garras de hueso atravesaron el pecho de Mordo, que boqueo como un pez fuera del agua, antes de deslizarse en ellas y caer en un charco de su podrida sangre, muriendo ahogado por su propia respiración y volviéndose polvo en un silencio sepulcral. Daken guardó sus garras y sostuvo la mirada desafiante a Strange, indicándole en silencio que era el mejor en hacer el trabajo sucio que otros dudaban y se giró sin dar importancia al asunto para volver con los demás Vengadores.
Un silencio incómodo llenó el lugar, sabían que solo habían detenido la primera amenaza y que otras pronto llamarían a las puertas de la Tierra, incluso la propia humanidad se podía volver en aquel ambiente de post-apocalipsis una amenaza para su propia supervivencia. Strange sabía que eran tiempos difíciles y duros, no podían dudar en tomar las decisiones, pero tampoco volver de piedra sus corazones, aunque en el caso de Mordo no había habido salvación alguna para una alma tan podrida y retorcida como la de aquel hechicero. Pronto deberían prepararse para enfrentarse a aquellos que se aprovecharían del estado del mundo para apoderarse de él, era su deber y destino como el Hechicero Supremo.
Comentarios