El Sanctum Sanctorum tembló y cada artefacto mágico chilló de miedo al sentir el despertar del Fénix, el Doctor Strange solo tuvo unos segundos para alzar las barreras místicas antes de que llegará el mar de fuego. Durante unos largos segundos, Wong, Clea y él mismo pensaron que las llamas cósmicas romperían las barreras y quemarían hasta los cimientos aquel santuario de conocimiento arcano. Los tres se derrumbaron agotados, el esfuerzo de repeler una acometida de un ser de poder cósmico no era algo que ni siquiera el Hechicero Supremo podía hacer con facilidad. Strange se levantó aún pesé el agotamiento, el Ojo de Agamoto le había mostrado una nueva amenaza, que había sido aprovechaba aquel momento de debilidad dea Tierra. Una enorme fisura en el espacio dimensional se abrió ante ellos, dejando ver un universo de oscuridad, destrozado por los oscuros designios de su cruel maestro, Dormammu. Strange se elevó usando su capa de levitación, sus manos ya formaban con rapidez los primeros encantamientos, sabiendo que tres hechiceros serían suficientes para repeler al señor de la dimensión oscura y cerrar la brecha dimensional. Un desgarrador y agónico grito detrás de él llamó su atención, al girarse vio con horror como Clea que era su aprendiz y amante, apuñalaba a Wong con una espada de luz negra por la espalda sin parar, hasta reducirlo a una masa de carne sangrante. Dos figuras emergieron de la sombra de la homicida mujer, igual que buceadores saliendo del oscuro más y sonriendo de manera cruel al Hechicero Supremo. El Barón Mordo y Kaecilius, ambos servidores de Dormammu en la Tierra, el primero era su aprendiz en las artes oscuras y el segundo su esclavo, los dos fueron aprendices del Anciano y maestros de las artes arcanas que protegían la Tierra de seres oscuros como su propio amo actual. Sin darse tiempo a lamentar la situación, se envolvió en decenas de protecciones y desafío al Señor de la dimensión oscura, deteniendo su avance al estrechar la brecha entre dimensiones, mientras lanzaba un llamado a cualquier superviviente con habilidades para enfrentar aquella amenaza.
Llevaban una semana deambulando por las arrasadas calles de Manhattan, habían encontrado apenas una docena de supervivientes de los cientos de miles de habitantes de aquella gran ciudad. Logan se detuvo y olfateó el aire, el hedor a magia flotaba de forma tenue en el aire y hacía erizársele el pelo. Por instinto miró a Carol y Steve, este último ya se había recuperado casi por completo de sus quemaduras, gracias sobre todo a suero del supersoldado y su determinación férrea. También lo habían sentido, Carol ya había activado sus poderes de energía y el Capitán estaba en posición para usar su escudo, él mismo había desenfundado por instinto sus garras de adamantium para enfrentar a la amenaza que se acercaba. Enormes moles humanoides de cuerpos rocosos y ciclópeos ojos amarillos avanzaban por las devastadas calles, sus pesados pasos reducían a polvo los cuerpos quemados que yacían tirados sobre el asfalto y destrozaban los amasijos calcinados de vehículos en su búsqueda de esclavos para su amo. Aquellos seres eran los Sin Mente de Dormammu, esclavos vivos sin conciencia propia, creados para la conquista y servir a su oscuro maestro, que se habían enfrentado a los Vengadores en multitud de ocasiones. El grito de guerra del Capitán América resonó en la calle y su escudo salió disparado derribando con precisos rebotes a los primeros enemigos, mientras la Capitana Marvel disparaba ráfagas de energía desde el cielo y Lobezno se lanzaba entre la multitud de enemigos al combate cuerpo a cuerpo. Logan apuñalaba, sajaba y despedazaba a aquellas criaturas pétreas, que parecían no sentir dolor alguno y seguían intentando reducirlos pese a los daños sufridos. Los tres Vengadores luchaban frenéticamente, superados diez a uno y sin la esperanza de refuerzos, sabiendo que era cuestión de tiempo caer ante aquella insensible multitud. Las enormes masas de los Sin Mente los rodearon formando un círculo impenetrable de roca viviente, sus ciclópeos ojos amarillos se iluminaron para arrojar energía mística contra los acorralados vengadores. En ese instante en el que dispararon, decenas de círculos de runas aparecieron alrededor de los tres héroes y redirigiendo cada haz de energía contra un Sin Mente, destruyéndolo y reduciéndolos a escombros humeantes. Sobre el cielo, una figura envuelta en una gabardina de cuero con mangas verdes bordadas con hilo de oro flotaba, dejando que el viento meciera su largo pelo negro y una sonrisa juguetona pareció en su pálido rostro, mientras una mirada de daga salían una detrás de otra de sus esbeltas manos contra las criaturas de Dormammu.
Otras tres figuras aparecieron abriéndose paso entre los confundidos Sin Mente, que se volvían para enfrentar aquella amenaza. Logan se crispó al reconocer el olor de su hijo Daken, que se luchaba con fiereza y crueldad desmedida llevando el viejo traje amarillo y marrón. A su lado, un niño avanzaba con paso tranquilo, sus ojos estaban iluminados por una luz oscura y de su sombra cientos de pesadillas emergían para atacar a los gigantes de piel pétrea y exudando un aura de terror. La simbionte conocida como Grito atacaba arrojando por los aires a aquellos Sin Mente que se cruzaban en su camino con zarcillos salidos de su piel, su larga melena amarilla y roja eran como cientos de látigos en movimiento, sus garras alienígenas abrían surcos en sus enemigos. La marea del combate había cambiado y los Sin Mente estaban siendo destruidos de forma sistemática, hasta obligar a huir a los pocos supervivientes. Ambos grupos se quedaron mirándose mutuamente, sopesando si aquel encuentro desembocaría en otro combate o en alianza, mientras Loki descendió entre ambos grupos, sonriendo con autosuficiencia y algo de diversión por la escena.
-Es un placer, saber que aún quedan vengadores -Loki lo dijo haciendo una leve reverencia y sonriendo, como si estuviera en una sala de banquetes y no en un campo de batalla. -Me alegra haber podido ayudaros, creo que como antiguo Hechicero Supremo y Dios, este encuentro no es fruto de la casualidad sino del destino.
-Basta de juegos, mentiroso -gruñó Logan fijando su mirada en Daken, haciendo un esfuerzo por no empezar una pelea entre ambos grupos. -¿Qué haces aquí? ¿Y quién es tu grupo?
-Son supervivientes como yo -Loki sonrió juguetonamente, para luego ir señalando en orden a sus compañeros. -el que lleva tu viejo uniforme es tu hijo Daken, seguro que es bueno saber que ha sobrevivido -lo dijo con un tono divertido, sabiendo la animadversión que había entre ambos. -El niño es un Dios, el hijo de Ares y un guerrero secreto de Nick Furia, Phobos -al presentar al niño no pudo evitar sentir un leve escalofrío ante el joven Dios de las pesadillas y el miedo. - Por último tenemos una descendiente del simbionte Veneno, Grito que mucho contra la invasión de Knull. Son mis nuevos Vengadores y estamos aquí por el mismo motivo que vosotros, el llamado del Hechicero Supremo.
-Esto significa que Strange está vivo -interrumpió Carol, evitando que aquello desembocará en una pelea por culpa de Logan y su hijo. -Pero eso no explica por qué hay Sin Mente vagando libres por los restos de Manhattan.
-Dormamu ha aprovechado el momento del despertar del Fénix para atacar -Loki suspiró asintiendo, pues aquella había sido una jugada bien aprovechada por el Señor de la Dimensión Oscura. -Además, ha corrompido a la aprendiz de Strange y asesinado a Wong, ahora mismo lo único que se interpone en una invasión total es Strange. El tiempo se agota y llegará un punto en que las fuerzas del Hechicero Supremo se acaben, dejando vía libre para la conquista de esta dimensión.
-Entonces será mejor ponernos en marcha cuanto antes -asintió el Capitán América, indicando con una mirada significativa a sus compañeros, indicando que debían colaborar con aquel grupo poco ortodoxo. -Guíanos al Sanctum Sanctorum del Hechicero Supremo y salvemos el mundo de esta amenaza.
Sin decir nada más, el grupo se puso en movimiento, guiado por el olfato de Logan y los hechizos de detección de enemigos de Loki. Avanzaban por las desiertas calles, envueltos en un tenso silencio sepulcral, siendo observados de manera acusadora por los cuerpos resecos, que yacían tirados por todas partes como juguetes rotos, arrojados por un niño caprichoso e iracundo. La opresión aumentaba a cada paso que daban, la piel les hormigueo al sentir el poder arcano chocando y haciendo reverberar el aire. El Sanctum Sanctorum era el único edificio que parecía intacto en aquella calle, lo vieron ocultos bajo una miriada de hechizos entre los restos calcinados de un camión de basura. Ante la entrada permanecían impasibles un centenar de Sin Mente, como primitivas estatuas informes a medio hacer y con sus miradas ciclópeas fijas en el infinito. Extrañas luces multicolores salían de las ventanas y las claraboyas sin cristales, el olor a hierbas quemadas y ozono flotaba en el aire. Aquello era una fortaleza, creada para evitar ser tomada desde el exterior y una prisión para que ningún horror sobrenatural saliera de su interior.
-Yo convocaré un ejército de Gigantes de Hielo y atraeré su atención atacando de frente -la voz de Loki era un suave susurro, al límite de la audición, pero clara para los que le rodeaban. -Mientras todos vosotros entraréis en el Sanctum Sanctorum por las cloacas, las protecciones no atraviesan en el subsuelo, entraréis por las criptas, Phobos sabe abrirlas y ayudaréis a Strange a acabar con esta intrusión. Yo me reuniré con vosotros, en cuanto acabé con el ejército del exterior.
-Seguiremos tu plan, nos podemos en marcha ya mismo -asintió el Capitán América, colocándose el escudo a la espalda e indicando a Lobezno que abriera la tapa de alcantarillado a pocos metros de ellos. -Haz todo un espectáculo, todos sabemos que eres un profesional en ello.
Una risa maliciosa salió de la garganta de todos ante aquel jocoso comentario y el grupo empezó a defender a las profundidades del subsuelo, mientras Loki hizo una florida reverencia y se encaminó hacia la masa de Sin Mente con paso tranquilo. Haciendo aparecer su báculo lanza en su mano derecha, al instante todos los pétreos monstruos clavaron sus ciclópeas miradas en él, listos para ponerse en marcha y atacar a aquella amenaza contra el portal por donde entraría en esa dimensión su oscuro maestro.
-Damas, caballeros y demonios de la dimensión oscura, hoy seré vuestro anfitrión en este encuentro -Loki lo dijo como si fuera un maestro de ceremonias, sonrió e hizo una reverencia, para luego hacer girar el báculo entre sus manos y abrir un enorme portal detrás de él. -Dejar que os presenté a mis súbditos y familiares, se mueren de ganas por conoceros y no temáis por sus fríos modales.
Un viento gélido barrió la calle desde el portal abierto, enormes figuras de hielo de aspecto humano y cubiertas de pieles salieron de su interior, enarbolando martillos y hachas de metal azulado. Los cuernos de guerra sonaron y el suelo quemado de la calle crujió ante la carga de ambos bandos de poderosos monstruos titánicos. Regueros de polvo caían bajo la cabeza del grupo de incursión, mientras avanzaban en tenso silencio por las alcantarillas llenas de aguas residuales que les llegaban hasta la cintura. Logan gruñó y olisqueó el aire, guiándolos hasta la entrada a las criptas del Sanctum Sanctorum conectadas a las alcantarillas. Todos miraron el portal de piedra sellada, las runas resplandecientes brillaban en su marco como advertencia a intrusos e idiotas del peligro que acechaban detrás del portal. Phobos se adelantó con paso tranquilo, pasó con suavidad sus manos por el dintel sin dejar de susurrar hechizos y las runas se fueron apagándose poco a poco. Un pesado crujido salió del portal sellado y los pesados ladrillos de piedra negra se apartaron, pegándose ambos lados de la entrada y dejando ver un largo túnel tan oscuro como una noche sin luna.
-Será mejor darnos prisa...-gruñó Logan adelantándose y cruzando la arcada, sus garras se habían desenfundado por instinto y sus pasos eran cautelosos. -No vaya a ser que Loki llegue antes que nosotros y tengamos que oírle jactarse durante días de sus proezas.
Varias risas nerviosas salieron de las gargantas de todos los presentes y siguieron a Logan al interior del túnel, sabiendo que se enfrentaban con poderes y fuerzas que desconocían. Logan escuchó como se cerraba el portal tras ellos, no había vuelta atrás y nadie más para salvar el mundo en ese momento. Eran los Vengadores, su deber era enfrentarse a cualquier tipo de amenaza por demencial y desconocida que fuera, lo que de verdad les asustaba era la duda de si estarían a la altura de aquella amenaza y evitar que la oscuridad los devorará, condenándolos a una esclavitud eterna a Dormammu como simples espectros sin voluntad.
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