Asgard había muerto y no lo había hecho solo, los nueve reinos y todos los demás planetas habitados del universo habían sido destruidos sin piedad. Loki avanzó caminado entre los restos flotantes, esquivando los pecios y cadáveres a la deriva, que orbitaban alrededor del cuerpo ardiente sin vida de Surtur igual que planetas alrededor de un sol, el gran demonio había perecido al destruir Asgard. Se posó en un enorme trozo de tierra, la hierba congelada crujía bajo sus pies a cada paso que daba, mientras estudiaba los restos del edificio destruido que se aferraba a aquel pedazo de roca muerta. Las lágrimas dejaron surcos congelados en su sucio rostro, temblaba y sentía cómo sus ropas manchadas de sangre y ceniza se le pegaban a la piel, mientras buscada desesperado entre los cuerpos de los muertos. Tras lo que le pareció una eternidad, al fin lo encontró, el cuerpo destrozado de su medio hermano, roto sobre una montaña de cadáveres de gigantes, trolls y demonios. Loki se sorprendió al sentir tristeza por el final de Thor, pese a todos sus intentos de humillarlo y matarlo, ahora sabía la triste verdad, que todas venganzas y ataques habían sido únicamente para llamar la atención del único ser que lo había perdonado, hiciera lo que hiciera.
-Maldito sea el universo, pensé que disfrutaría de este momento…- las palabras de Loki salieron con amargura y rencor, mientras arrastraba el pesado cadáver fuera de la montaña de muertos. -Y ahora descubro la triste verdad, qué ironía del destino, hermano. El dios de las mentiras y el engaño, engañado y manipulado como si fuera un palurdo para hacer realidad la profecía del Ragnarök.
Loki suspiró y cogió un pesado pico de guerra, lo sopesó con cuidado y empezó a cavar una tumba en la congelada tierra. El pico subía y bajaba con gran esfuerzo, clavándose en la roca hasta formar una zanja, lo suficientemente grande para albergar el cadáver del dios del trueno. Loki observó el agujero sudoroso y llenó de satisfacción, podría haberlo hecho con los restos del poder que le quedaba, pero esto le habría gustado a su hermano. Introdujo el cuerpo con cuidado en el agujero y musitó una plegaria a Odín en voz baja, luego empezó a cubrir el cadáver con la fría tierra hasta formar una tumba. Loki sabía que seguramente sería el último ser vivo consciente del universo, podría suicidarse para acabar con su miseria, pero sabía que el mejor castigo para él sería vivir con la culpa de su pecado.
Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y los meses en años, el tiempo ya no importaba cuándo era el último ser consciente del universo. Loki había decidido mantenerse activo para evitar la locura y la desesperación, usó su poder para aglutinar otros pecios y rocas cercanas, uniéndolas al trozo dónde encontraba enterrado su hermano, luego lo empujó hasta formar una órbita alrededor del al ardiente cadáver de Surtur, utilizándolo como si fuera un sol. Revisó desesperado las ruinas y restos que una vez fueron parte de Asgard, buscando semillas en los viejos graneros y herramientas en los destrozados talleres, como si fuera un simple y vulgar ladrón. Sembró los campos muertos de su pequeño reino, utilizó el flotante hielo rojo que había sido la sangre de héroes y monstruos para regar sus campos, construyó una pequeña casa donde vivir con los rotos ladrillos de las ruinas.
Un siglo había pasado y entré aquel mar de rocas muertas, pero en un pequeño islote la vida había prosperado. Campos de trigo espigado y dorado, altos pinos y hierba verde crecían entre los titánicos huesos de criaturas monstruosas, ruinas cubiertas de viñas cargadas de gordas uvas y una pequeña casa de piedra se alzaba junto a una tumba rodeada de bellas flores. Un hombre cubierto de ropas remendadas y músculos marcados por el duro trabajo, yacía sentado, mirando los campos de trigo y mesándose la larga barba negra desaliñada, cuándo notó un extraño estremecimiento y se puso en pie mirando a la lejanía. Loki escrutó el frío espacio y soltó un grito de asombro, cuándo vio una figura humana vestida de blanco, que caminaba con tranquilidad por el frío espacio como si fuera una simple calle. Sabía quién era y un sudor frío corrió por todo su cuerpo, pues aquel ser era uno de los dioses blancos, conocido simplemente como el Todopoderoso y su poder, era tal que podía deshacer el mismo universo. Aquel ser de pura energía cósmica sonrió al posar sus pies sobre el islote de Loki, su aspecto podía parecer humano, pero era únicamente una ilusión, una forma escogida para deambular por el cosmos.
-Bienvenido a Thorgard, Todopoderoso -Loki hizo una leve reverencia y sonrió tenso. -Pensaba que era el único ser vivo en el cosmos, perdona mis modales, llevo un siglo en soledad total.
-Veo que has sobrevivido, Loki -el Todopoderoso miró aquel lugar con indiferencia total. -Eres como un gusano, arrastrándose y alimentándose de un cadáver putrefacto.
-Tal vez lo sea, incluso podría haberme suicidado para escapar de este destino -Loki hablaba con suavidad y una profunda tristeza. -Aunque he preferido traer la vida de nuevo al universo, tal vez sean simples plantas creciendo sobre los restos de héroes y monstruos, pero es vida.
-Este universo ha muerto y mi experimento en él, ha concluido -el Todopoderoso se sentó en una roca con tranquilidad y miró a Loki pensativamente. -¿Qué harías si te diera una milésima parte de mi poder, Loki? ¿Para qué lo usarías? ¿Y cómo lo utilizarías?
-Si tuviera esa fracción de tu poder, traería la vida a todo este universo -respondió Loki con la mirada encendida, mientras evaluaba las posibilidades. -Pero conozco mi naturaleza y la sed de poder que acecha en mi interior, deberías limitar mi poder a solo poder dar vida y nada más, en caso de darme dichos poderes.
-Vaya esto sí que es sorprendente, el dios de los engaños y mentiras diciendo la verdad -se rió el Todopoderoso aplaudiendo y asintió levemente. -Veo que el aislamiento y la necesidad han sido buenos maestros, has cambiado Loki. Veamos que me puedes mostrar y lo que puedes lograr con esta fracción de mi poder.
Antes que Loki pudiera contestar, el Todopoderoso alzó su mano derecha y haces de energía brotaron de ella, saliendo disparados hacia el último habitante de Asgard. Loki soltó un gemido de dolor, cuándo las hebras de energía se clavaron en su cuerpo y llenaron su ser con la energía cósmica de los Dioses Blancos, remodelándolo para ajustarse a este poder. El cuerpo de Loki brillo como un sol con una intensa luz blanca, mientras se elevaba en el aire impulsado por el torrente de poder que le llenaba las venas, para finalmente caer sobre la mullida hierba, cuándo las hebras de poder desaparecieron. Sus ropas habían sido totalmente reparadas y su color verde había sido sustituido por un blanco puro, su lustroso pelo negro estaba limpio y echado hacia atrás, su barba había desaparecido de su rostro y frente a él flotaba una réplica de su báculo. Loki admiró el cambio que había sufrido con verdadero asombro, a la vez que alargaba su mano derecha para coger su báculo y sentir el frío tacto del metal de la empuñadura. Qué patéticos y débiles eran los poderes de los que había presumido en la antigüedad, ahora sabía lo que era tener el poder como para cambiar la misma realidad con sus manos, pero lo más importante era que al fin tenía un propósito, uno qué incluso su hermano habría envidiado.
-Bien, Loki. Ahora tienes una fracción de mi poder -dijo el Todopoderoso mientras empezaba a desvanecerse lentamente. -Muéstrame si tu resolución es verdadera o si solo es otro de tus simplones engaños.
Loki asintió sabiendo que el destino del universo descansaba en sus hombros, sería una tarea eternamente larga e ingrata, suspiró en soledad mirando aquel lugar destruido y el pequeño reducto de vida que había creado. Por un instante tuvo la tentación de rehacer Asgard con su nuevo poder, pero al ver la tumba de Thor, tomó la decisión de no hacerlo y dejar ese sitio cómo testimonio del resultado de la ambición desmedida. Loki acarició la piedra grabada de la sepultura de su hermano por última vez y se marchó en silencio, dispuesto a devolver la vida y el esplendor al universo.
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