Star Wars: Las sombras del pasado.


Las pesadillas habían vuelto a acosarlo, acompañadas de susurros oscuros y una escalofriantemente perversa risa, que no desaparecía ni siquiera estando despierto. Kylo Ren gruñó frustrado y encendió su sable de luz, el brillo rojizo de la hoja iluminó su rostro. Se puso en posición de ataque, un segundo después se movió con una rapidez nacida del entrenamiento y de la experiencia obtenida de decenas de combates. Esquivó el ataque del droide de entramiento girando sobre sí mismo, para descargar un único y fluido movimiento decapitando a su sintético enemigo. Podía sentir una alteración en la Fuerza, revolviendose por toda la galaxia y acechando su dominio recién adquirido de las frías manos de Snoke. ¿Era culpa de la pupila de SkyWalker? ¿O una nueva amenaza al dominio de la Primera Orden? Las dudas y el miedo se mezclaron con la ira y la frustración en el interior de Kylo, que alzó su arma y empezó a descargar brutales golpes contra el droide derrotado, dejando al terminar su ataque un montón de chatarra humeante y semifundida, las profundas quemaduras marcaban incluso en la esterilla del tatami y dejaban salir hilos suaves de humo. 

-Siempre te has dejado llevar por tu ira -dijo una figura encapuchada entre las sombras del recinto de entrenamiento. -Él ha vuelto de la muerte. ¿Qué harás cuándo reclamé lo que le pertenece por derecho, líder supremo Ren?

Kylo se giró cómo un rayo y lanzó su sable de luz roja usando la Fuerza contra su oculto interlocutor, pero el arma solo cortó las danzantes sombras y se clavó en la pared de metal de la estancia. Respiró profundamente, intentando aclarar su mente y dejando que el poder de la Fuerza corriera en su interior libremente. Otra vez volvió a sentir aquella presencia que conocía y temía, abrió los ojos a la vez que alzó su mano izquierda y atrajo su hoja láser, que salió volando de vuelta de la pared dónde se había clavado. La sombra vestía con ropas amplias de color marrón y gris, su rostro estaba oculto bajo una capucha que oscurecía sus facciones. Sus brazos estaban cruzados con tranquilidad sobre su pecho, dejando visible la mano derecha de aspecto mecánico. Kylo retrocedió un paso, tenso y muy pálido, gotas de sudor se generaron en su frente y recorrieron la cicatriz de su rostro por la presión, mientras intentaba mantener el control de sí mismo.

-¡Estás muerto! -las palabras salieron como un gruñido de los labios de Kylo, mientras apuntaba con su sable a aquel sombrío intruso. -Solo queda una niña asustada, que se aferra a las mentiras de los Jedis y cuándo la encuentre haré que se una a mí, Skywalker.

-Eso está por ver, Ben -la forma espectral de Luke Skywalker se apartó la capucha dejando ver su severo rostro y su canosa barba, sin dejar de mirar a Kylo Ren con sus brillantes ojos azules. -El Emperador ha vuelto y va a por ti, quiere recuperar lo que cree que le pertenece por derecho.

-¿Acaso te preocupas por mí, viejo espectro? -Kylo bajó el sable apagándolo, mientras miraba con odio a su antiguo maestro y tío. -Que venga ese anciano decrépito, lo derrotaré, lo mataré como hice con el líder supremo Snoke.

-¿Cómo me derrotaste a mí? -una sonrisa burlona apareció en el espectral rostro de Luke, mientras caminaba por aquel cuarto de entrenamiento hasta pararse ante un altar, dónde yacía el destrozado casco de Darth Vader. -Le pertenecemos Ben, él creó nuestro linaje. Fueron necesarios dos Skywalker para detenerle. ¿Qué posibilidades tienes de hacerlo tú solo?

-Yo soy dueño de mi destino, haré lo que tú y el abuelo no pudisteis -Kylo respondió con arrogancia, mirando con superioridad al espectro del último maestro Jedi. -Ahora márchate, viejo espectro. Tus advertencias de los débiles Jedis no me asustan, soy el dueño de la galaxia y nadie va a detenerme.

-Si tú lo dices, Ben -contestó Luke desvaneciéndose en las sombras de la habitación. -Pero no eres el único que puede enfrentarlo y creeme, no podrás vencer al Emperador en solitario. Acabarás como Darth Vader, siendo su esclavo y aprendiz hasta el final de tus días.

Las últimas palabras de Luke resonaron por toda la habitación, haciendo estremecer a Kylo Ren por la terrible advertencia del viejo espectro Jedi. Pálido cómo un muerto se acercó al altar y acarició el casco de su abuelo, sabía que la amenaza era muy real y doble, pues el Emperador podría quitarle todo el poder que tanto le había costado amasar o que los rebeldes liderados por la última aprendiz de los Jedis aprovecharían ese momento de debilidad para atacarle. Se giró sobre sí mismo y avanzó hacia la puerta para salir de sus aposentos de meditación, el pasillo estaba vacío y sin ni un solo soldado de asalto estaba vigilando. Kylo caminó hasta el ascensor, sin soltar el sable de luz que había vuelto a encender por instinto, hasta que se abrieron las puertas y entró en el interior del cubículo, con cuidado pulsó el botón para ir al puente de mando del Asolador. Un silencio sepulcral llenó el puente de mando de la nave, todos los oficiales del puente agacharon la cabeza temiendo la ira del líder supremo Ren y sus peligrosos ataques de cólera. El gran almirante Thrawn permanecía de pie ante el gran ventanal, vestido con su uniforme totalmente blanco y mirando las corrientes del hiperespacio con tranquilidad absoluta, sin inmutarse ante la amenazante presencia de Kylo Ren, cuándo llegó ante él irradiando oleadas de ira apenas contenida.

-No le esperaba por el puente de mando -dijo Thrawn, mirándolo sin mostrar ninguna reacción en su azulado rostro de Chiss. -¿Qué necesita, gran líder supremo Ren?

-Quiero saber cuándo queda para llegar a nuestro destino, Thrawn -espetó furioso Kylo Ren aparentando los puños, intentando controlar su impaciencia. -Llevamos dos semanas de viaje y aún no hemos llegado a Jakku. ¿Estás saboteandome a propósito, maldito Chiss?

-Fueron tus cabellos los que me trajeron ante ti, querías conocer todos los planes de contingencia del Emperador y te dije lo qué sabía de ellos. -Thrawn hablaba con tranquilidad absoluta, mirando a Kylo Ren con cierta diversión. -Esta nave oculta en las regiones exteriores de la galaxia, es prueba de mi compromiso con la Primera Orden. Las rutas desde dónde se encontraba eran peligrosas, es normal que tardemos en llegar a nuestro destino. Por suerte llegaremos en unas doce horas estándar a Jakku.

-¿Qué hay de importancia en Jakku? -preguntó más tranquilo Kylo, mientras intentaba centrarse en su objetivo de conseguir información de Thrawn. -Aparte de ser el punto de reunión y retirada de las flotas imperiales que formaron la Primera Orden.

-En Jakku había un observatorio del borde exterior de la galaxia, pero también instalaciones aún más secretas -Thrawn sonrió levemente, al ver la curiosidad reflejada en el rostro se Kylo. -Había un laboratorio de clonación y de investigación armamentística, además de una nueva versión más pequeña y móvil de la Estrella de la Muerte, pero más potente y sin los fallos de sus predecesoras. La batalla de Jakku solo fue una cortina de humo, se sacrificaron decenas de naves para ocultar bajo cientos de toneladas de chatarra esas instalaciones.

-Con un poder así nadie podrá detener a la Primera Orden -Kylo sonrió cruelmente al imaginar la destrucción de los rebeldes de su madre, la general Organa. -¿Hay alguien más que sepa de esas instalaciones, Thrawn?

-¿Aparte de mí? -Thrawn pensó durante un momento, mientras notaba la intrusión mental de Kylo. -Creo que Tarkin, Darth Vader y por supuesto, el Emperador, pero todos están muertos. ¿Por qué lo pregunta, líder supremo Ren?

-Por nada de tu incumbencia, Thrawn -respondió molesto Kylo, dándole la espalda al almirante Chiss y caminando hacia el ascensor. -Necesito meditar, avisadme cuándo lleguemos a Jakku.

Kylo se introdujo en el ascensor y pulsó el botón de bajada, mientras más enigmas aparecían en su mente, junto con una sensación de estar siendo manipulado, que se le clavó en lo más profundo de su psique como un alfiler . ¿Qué era lo que había escondido el Emperador en Jakku? ¿Qué relación tenía la aprendiz de SkyWalker con ese planeta? ¿Y la advertencia de su antiguo maestro justo en este momento? Kylo volvió a escuchar aquella risa siniestra en su mente, mientras el miedo y las dudas crecían en su interior cada vez más y más. Aquella voz decrépita y maligna dejo de reír y susurró en los oídos de Kylo, las palabras sonaron cómo una sentencia al ser pronunciadas sin parar:

"Tu miedo, tus dudas, tu ira y odio son los cimientos del poder del lado oscuro. Ya eres mío, por qué ya has caído en sus garras."

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