El silencio llenaba la enorme capilla, apenas iluminada por las pequeñas velas que llenaban el lugar, volutas de incienso flotaban desde dos enormes braseros situados frente al altar. La madre superiora Cassanda Kusanagi yacía de rodillas, orando en silencio ante la efigie de Santa María Mártir del Cuchillo, buscando consuelo y guía por las revelaciones obtenidas de la destrucción de Herico. Unos pasos titubeantes resonaron por toda la capilla, interrumpiendo los rezos y meditaciones de Kusanagi, que se levantó con cuidado y se colocó la falda del hábito, mientras observaba a la joven mensajera con paciencia maternal. El aspecto de Kusanagi era engañoso, parecía no tener más de veinticinco o veintiséis años físicamente, gracias a las terapias genéticas y los implantes que la mantenían en una falsa juventud, pero sus ojos fríos y duros delataban una larga vida de combates y escaramuzas violentas. La mensajera se arrodilló ante ella y alzó sus delicadas manos, ofreciendo la pequeña tableta cifrada a la madre superiora con el mayor de los respetos. Kusanagi recogió la tableta y pulsó con el pulgar de su mano izquierda la pantalla, la cual se iluminó al detectar el ADN de la piel de ella y mostrando el mensaje cifrado. Su mirada recorrió el texto con rapidez y su rostro se puso pálido, un suspiró salió de sus carnosos labios y con ademán de su mano izquierda le indicó a la joven mensajera que podía retirarse, quedando sola en la enorme capilla. Kusanagi se sentó en uno de los duros bancos de madera, sin hacer caso de los pasos que se alejaban y estudiando el texto palabra por palabra. Sabía lo que debía hacer, debía enviar un equipo especializado a la mismísima Tierra, la petición venía del mismo representante de la nación Nómada en el O-12 y la Mano Negra le había prioridad magenta, esa prioridad solo se daba a una amenaza de nivel planetario. Kugasani activó su comunicador, suspiró levemente y dejó sobre el banco la tableta, antes de dar su autorización a la misión.
Garrik yacía tumbado en la cama de su camarote, su mirada se clavaba en el techo de acero y plástico, los recuerdos de su última misión iban y venían en forma de visiones fugaces. La instalación Herico transformada en un laboratorio de experimentación de la IE, los soldados y civiles a los que se les había fusionado por la fuerza con tecnología alienígena y la hermana Mary transformada en una marioneta de un programa asesino alienígena. Se sentó en la cama y respiró ampliamente para aclarar su mente, decidió pensar en la misión que tenía por delante, sería mejor centrarse en el objetivo actual y no pensar en el pasado. Garrik se puso en pie y caminó hasta la puerta de su camarote, debía repasar el contenido de la misión con el resto de su equipo y conocer a los dos nuevos miembros asignados para esta misión. Deambuló por los pequeños pasillos de la nave, guiándose por el mapa incluido en su pad de datos, buscando el almacén de carga que les habían asignado como centro de operaciones. Se paró ante la puerta de entrada del almacén, apagó el pad de datos y se lo guardó en uno de los bolsillos de su pantalón, suspiró un momento y pulsó el botón de apertura, para introducirse con paso firme en aquel almacén.
Garrik se sorprendió nada más entrar, era un espacio enorme, lo suficientemente grande como para albergar dos cañoneras de asalto y aún sobraría espacio, en el centro del almacén habían montado una mesa circular con un proyector holográfico con varias sillas colocadas a su alrededor, a la derecha de la mesa vio a la Custodia Freyna enlazada a un montón de ordenadores de alta potencia, que la rodeaban como los anillos de escombros a Saturno, sabía que estaría comprobando y monitorizando la seguridad de la nave. A la izquierda había montado un campo de tiro y una pequeña armería, dónde el robusto y frío Arneo estaba probando el funcionamiento de las diferentes armas necesarias para la misión, a su lado una mujer con un hábito blindado de combate negro con detalles rojos montaba y desmontaba de forma metódica un fusil Combi, totalmente concentrada en su labor. Garrik avanzó por el almacén y se paró en seco, al ver dos lentes rojas brillar en el oscuro fondo de la zona sin iluminar del almacén, unos pesados pasos resonaron por todo el almacén haciendo que todos mirarán hacia la fuente del sonido. Una enorme figura salió de las sombras, el blindaje pintado de negro relumbro al incidir sobre él la luz de los focos alógenos del almacén, su armadura corporal se ajustaba a las placas de blindaje y músculos sintéticos, los servomotores y micro pistones hidráulicos emitían un leve zumbido con cada paso que daba. Garrik sintió un leve escalofrío al reconocer aquella cosa mecánica, era un Hollowmen u hombre hueco, cuerpos robóticos dirigidos a través de VR por un cerebro humano en algún tanque de fluidos orgánicos en un lugar seguro.
-¿Qué hace un Hollowmen aquí? -la pregunta salió como un siseo de los labios de Garrick, que no dejaba de mirar a aquella cosa en parte humana y en parte máquina. -¿No se supone que es una misión de la Observancia?
-Es una misión de la Observancia, Garrik -respondió Freyna desconectándose de los puertos de los ordenadores y mirándolo a través de su máscara facial sin rasgos, dándola un aspecto de inhumano y enigmático. -Este Hombre hueco pertenece a la Observancia, fue un obsequio de Tunguska a la madre superiora Kugasani.
-Entiendo, pero esperó que sepa obedecer y no vaya por su cuenta -Garrik se sentó en una de las sillas de la mesa circular y observó a los demás. -Bien, será mejor empezar con la reunión sobre la misión.
Todos asistieron en silencio y se reunieron junto a Garrik, sentándose en silencio alrededor de la mesa. Freyna activó el proyector holográfico, un haz de luz salió del centro del dispositivo y género una imagen de un planeta, que giraba silenciosamente a varios centímetros sobre la mesa. Garrik observó el familiar planeta, sus labios pronunciaron silenciosamente el nombre de la cuna de la humanidad. La misión iba a ser en el suelo de la misma Tierra, no en un planeta olvidado de la mano de Dios y eso le llenó de emoción por ir allí. Freyna sacó de un bolsillo de su hábito de combate un pad de datos y lo activó, miró la pantalla antes de empezar a informar sobre los detalles de la misión.
-Hace dos semanas, el O-12 recibió una petición de rescate de la instalación arqueológica Nerus -Freyna movió su mano derecha y amplió una zona cercana a las islas Canarias del globo terráqueo, que flotaba ante ellos. -Nerus es proyecto conjunto de todas las naciones de la Esfera y bajo supervisión del O-12. En un principio, se pensó que la petición era debido a problemas geológicos por su cercanía a una zona volcánica.
-Supongo qué no sería ese el problema -Arneo miró con frialdad la imagen de la biocúpula submarina que mostraba el proyector. -Ya que entonces no estaríamos aquí para ayudar a solucionar la situación en Nerus.
-Correcto, no se detectó actividad de los volcanes de la zona -Freyna asintió y con otro movimiento de mano, apareció una segunda pantalla con los informes de los volcanes cercanos. -Aun así se envió un equipo de extracción y salvamento, sabemos que llegaron a la biocúpula y según el último informe parecía que estaba desierta la instalación. Luego llegó un mensaje de emergencia por parte del equipo de salvamento, la calidad es mala y el audio está lleno de ruido.
-¿Tenemos copia del mensaje? -Garrik tuvo un extraño presentimiento y esperaba estar equivocado. -Aunque creo que no necesito ver ese mensaje, para saber por qué nos han llamado.
-No, el O-12 y la maldita Aleph han censurado y confiscado el vídeo de la transmisión -Freyna se sentó con delicadeza en una silla y dejó el pad de datos sobre la mesa. -Aun así, el O-12 pidió un comando especializado a cada una de las naciones implicadas en el proyecto, la Mano Negra decidió enviarnos a nosotros. Nilus Gorfall nos espera en la estación Burundi, él es jefe de seguridad del Embajador Nortan y nuestro enlace.
-Gorfall... accediendo a datos…de Arachne -la voz del Hombre hueco sonó fría e impersonal, mientras permanecía de pie frente a la mesa como una estatua. -Teniente Nilus Gorfall, perteneciente al cuerpo de Prowlers. Acciones destacadas en abordajes a naves piratas Shasvastii, participó en la purga de Runnerberg, herido en Aqueronte y reasignado hace un año al servicio del embajador como jefe de seguridad.
-Gracias por la información…-Garrik asintió levemente y se dio cuenta de que no sabía cómo dirigirse al Hombre hueco. -Ahora que lo pienso, aún no conozco el nombre de los nuevos integrantes, presentaros por favor.
-Puede llamarme Damián, Señor -respondió de forma indiferente el Hombre hueco, mientras móvil su cabeza para mirar a Garrik con sus brillantes lentes rojas. -He sido designado por la madre superiora Kugasani, seré su apoyo pesado en esta misión.
-Yo soy la hermana Emily, pertenecía a la hermandad de las Sanadoras -la hermana Emily, se apartó la capucha dejando ver un rostro juvenil marcado tres cicatrices de garras que le cruzaban la cara de izquierda a derecha, sus ojos azules miraban nerviosamente a Garrik. -No le decepcionaré, se lo prometo Maestre.
-Sed bienvenidos ambos -Garrik asintió y se puso de pie, inconscientemente se pasó su mano derecha por su corto pelo gris. -Descansad, rezad a Santa María Mártir y preparad todo vuestro equipo, por qué en doce horas estaremos en la Tierra. Podéis retiraros.
Todos los presentes se cuadraron y volvieron a sus actividades, mientras Garrik se giró y salió del almacén para volver a su cuarto. No dudaba del trabajo de Freyna y Arneo, sin ellos ahora sería un montón de carne despedazada pudriéndose en las selvas de Paradiso, pero desconfiaba de los nuevos agentes. Un Hollowmen que tenía sus restos orgánicos a millones de kilómetros y una reverenda sanadora, sin apenas experiencia de combate. Pero eso no era lo peor de todo, lo peor es que iban a una misión dónde se iban a enfrentar a un enemigo desconocido y había una gran posibilidad de que todos murieran. Una sonrisa fría apareció en su curtido rostro, era una misión suicida solo para personas como él, que buscaban la redención a través de la muerte, era el trabajo para un exorcista.
Comentarios