La lluvia caía sin parar sobre las espesas junglas de Paradiso, dando la sensación de que los plomizos cielos se iban a caer. Garrik permanecía en silencio oculto ente la maleza, observando con atención cada movimiento que sucedía en el enorme claro, dónde estaba situada la instalación Herico. Memorizó cada ruta de las patrullas de Unidrones Batroids, contando en el silencio el tiempo que tardaban en recorrer cada patrulla la zona, sabiendo que tendría apenas unos segundos para entrar por el sistema de ventilación, que estaba a cuatro metros de altura en el muro. Garrik estudió el complejo, vio aliviado que los alienígenas no habían modificado el exterior de las instalaciones, seguramente querían que pareciera una base mercenaria o de cualquier potencia de la Esfera. Volvió a comprobar el cronómetro de la misión, solo le quedaban veintiséis horas para cumplir sus objetivos y llegar al punto de extracción a tiempo, sabía que no podía esperar más, debía actuar ya si quería tener éxito en su misión.
Su cuerpo se tensó listo para salir de su escondite en una carrera contrarreloj, dónde estaba en juego mucho más que su propia vida. Garrik vio desaparecer a la patrulla tras la esquina del complejo y echó a correr bajo la incesante lluvia, que le calaba la armadura y ropas volviéndolas más pesadas, sus botas chapoteaban al pisar los charcos en el trayecto hasta el muro de roca. Habían pasado diez segundos, debía ser más rápido o todo habría acabado, sacó de uno de los bolsillos del cinturón un cable con garfio y lo hizo girar velozmente, para lanzarlo contra la parte superior de la pared. El garfio se enganchó y Garrik tiró del cable, para comprobar si aguantaría su peso al ascender por él, después empezó a subir por el muro, usando el cable para trepar y enrollándolo en su brazo derecho con cuidado, hasta llegar al respiradero a cuatro metros de altura. Habían pasado ya veinte segundos, ya podía oír los pesados pasos de la siguiente patrulla de Unidrones, mientras desatornillaba de forma desesperada la rejilla de ventilación, temiendo ser un blanco fácil para los terribles fusiles de plasma de los alienígenas. La rejilla chirrió al soltarse, Garrik la sujetó con fuerza y se metió en el conducto, a la vez que tiraba con precisión del cable soltando el garfio de su anclaje. Lo recogió con rapidez y colocó la rejilla justo a tiempo de ver llegar la patrulla, que avanzaba alerta a la búsqueda de enemigos que matar, mientras rezaba una plegaria a Santa María Mártir en silencio.
Garrik sacó un pequeño pad de datos de uno de sus bolsillos, pulsó sobre su superficie con suavidad y esté se activó, mostrando un mapa de toda la instalación Herico. Únicamente necesitó unos segundos para memorizarlo, después lo guardó y empezó a arrastrarse por los conductos, intentando hacer mínimo ruido posible en su lento avance. Garrik miró el cronómetro de su casco, llevaba dos horas arrastrándose por aquel laberinto de metal, espiando en silencio a través de las salidas de ventilación a los invasores. Los gritos de dolor resonaron por los conductos, intrigado se arrastró siguiendo el eco hasta su origen y observó a través de la rejilla, a la vez que activaba la microcámara de su casco. Aquel lugar anteriormente se usaba como uno de los grandes almacenes para armaduras de combate TAGs, ahora había sido remodelado cómo un laboratorio biológico altamente avanzado, las paredes estaban cubiertas de ordenadores y máquinas extraño aspecto, una decena de altos y delgados racionalistas Ur vestidos con túnicas de color gris oscuro observaban los enormes tubos, que estaban ordenados en hileras por toda la sala y en los que flotaban humanos horrendamente contaminados por nanotecnología. En el centro de la enorme sala, varios hombres y mujeres con uniformes destrozados yacían atados sobre enormes mesas quirúrgicas, sus cuerpos tenían conectados cientos de cables y tubos, que llenaban sus cuerpos con cientos de cargas nanotecnológicas. Garrik sintió su ira crecer en su interior, al ver cómo transformaban a aquellos pobres desgraciados, para cumplir los designios de la Inteligencia Evolucionada a la que servían los alienígenas.
Una voz llamó su atención, entre los delgados Ur vio una forma humana que observaba el proceso de transformación, activó el zoom de su casco y vio a su objetivo, la hermana Mary. Vestía una armadura negra que remarcaba sus sensuales formas, su brazo izquierdo era una prótesis robótica pulida de aspecto robusto y sus dedos mecánicos acababan en garras, un orbe cristalino brillaba en el dorso de la mano, su rostro estaba surcado por un entramado de vetas nanotecnológicas, sus ojos se habían vuelto oscuros y su pelo negro estaba recogido en una intrincada trenza. Miraba de forma inclemente a los sujetos de prueba, que se retorcían de dolor en las mesas quirúrgicas gritando sin parar, intentando liberarse de sus ataduras de forma desesperada sin éxito.
-Pronto la humanidad servirá a la Inteligencia Evolucionada -las palabras salieron de la garganta de la hermana Mary, como si fueran dichas con dos voces distintas superpuestas. Su brazo mecánico se alzó y uno de sus afilados dedos acarició el rostro de una de las dolientes víctimas. -Ahora sentís el dolor, pronto eso será sustituido por el placer de servir. Os lo aseguro, porque yo he pasado por lo mismo que vosotros, mis niños.
-Mi señora, los informes de resultados -el racionalista Ur más cercano le ofreció una placa de datos, mientras mantenía la cabeza gacha de forma respetuosa. -El proceso se está estabilizando, hemos conseguido aumentar el margen de aceptación del veinte por ciento al treinta y cinco por ciento.
-Es un avance significativo -la hermana Mary cogió la placa con su mano humana y la ojeó un momento. -Aun así, debe mejorarse más el índice de aceptación, quiero llegar al cincuenta por ciento de asimilación de los sujetos de la siguiente remesa.
-Sí, así se hará -el racionalista Ur asintió levemente con su alargada cabeza, sin atreverse a mirarla directamente, queriendo evitar provocar la ira de la humana modificada. -En los próximos ciclos planetarios, recibiremos nuevos sujetos para probar las nuevas técnicas de asimilación.
La respuesta de Mary se perdió, cuándo Garrik apagó la cámara y se arrastró en silencio por el conducto, alejándose de aquel terrible laboratorio de los horrores. Sabía a dónde se dirigía, su meta era el generador central de la instalación, si lo volaba con sus Cargas-D podría destruir a la hermana Mary y todas las tropas de la base, cumpliendo así de una sola vez todos los objetivos de su misión. El tiempo se le agotaba, Garrik lo sabía muy bien y tenía la certeza que era posible que muriera, pero eso ya lo había asumido cuándo aceptó la misión, era su forma de conseguir expirar su fallo y la culpa de todo lo sucedido en Herico.
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