Huelo la mezcla del miedo y el sudor rancio de todos mis hermanos y hermanas Skrulls, hacinados a mi alrededor cómo ganado, en aquella oscura bodega de una pequeña nave de desembarco. Descendemos hacia el planeta llamado Tierra, la invasión ya ha empezado y se nos ha permitido vivir únicamente para éste momento de conquista. Miró a mí alrededor, me rodean los mutantes de nuestra raza y los desechos de los experimentos fallidos para crear superskrulls, noto que todos desean luchar y pasar a la historia de nuestra especie. Yo, en cambio, únicamente deseo una cosa, poder ser libre y vivir sin miedo a ser eliminado como un simple desecho, que se pueda descartar con facilidad. Los monitores de las paredes se encienden, dejando ver el severo y cruel rostro del general Ma'ka, su está mirada cargada odio y desprecio, parece taladrarnos cuándo empieza hablar.
-Hermanos y hermanas, el momento ha llegado, hoy tendremos un nuevo Mundo-Trono -sé lo que intenta, quiere azuzarnos para que luchemos hasta el final y no dudemos de estar en primer línea como carne de cañón. Siento que cada una de sus palabras son una ponzoñosa mentira, todo para espolearnos a sacrificarnos por el bien de nuestra especie. -Debéis luchar hasta el último aliento, el futuro de nuestra especie y del imperio está en vuestras valerosas manos. Jamás seréis olvidados por vuestro esfuerzo y sacrificio, generaciones futuras os observan, no les falléis en derrotar a nuestros enemigos.
Las compuertas de desembarco se abren y la marea de cuerpos me arrastra, mis hermanos y hermanas están frenéticos por el discurso, ansiosos por conseguir la gloria en batalla. Alzo la cabeza al cielo iluminado por los rayos y truenos, que golpean y derriban nuestras naves sin piedad, un dios vengador está sobre nosotros enarbolando su poderoso martillo envuelto en poderosas descargas eléctricas, Thor está listo para erradicarnos y barrernos de la faz de la Tierra con su poder. Delante oímos un brutal rugido de pura furia sobre la tormenta, vemos cómo se lanza a la carga contra nosotros un gigante esmeralda, lo reconozco al momento, es Hulk y avanza aplastando con su imponente brutalidad a todo aquel que se interpone en su camino. Detrás de él corren listos para enfrentarnos los héroes y villanos más poderosos de éste mundo, para detenernos y defender la Tierra. Distingo al Capitán América, los lidera alzándose entre ese ejército si fuera cómo un estandarte viviente y gritando:"¡Vengadores reuniros!".
Los miro con admiración, por qué sé quiénes son y de lo que son capaces de hacer, se estrellan contra nosotros y nos barren como un maremoto, sin contenerse y sin darnos tregua, obligandonos a retroceder de forma desesperada. Me interpongo en el camino de Hulk, debo frenarlo o mucha de mi gente morirá bajo el poder de sus brutales puños y su ira incontrolable. Lo ataco con mis garras afiladas, son iguales a las del héroe al que llaman Lobezno, pero las mías no se pueden retraer con rapidez, intento frenéticamente derrotarlo a zarpazo limpio y detener su avance. El gigante verde ni se inmuta ante los cortes que le hago en su musculoso cuerpo, me agarra con una de sus enormes manos atrapándome por las garras, para zarandearme contra el suelo y luego arrojarme por los aires con violencia una decena de metros, mientras sigue abriéndose paso y destroza nuestra nave de desembarco, cómo si fuera una simple lata con sus manos desnudas.
-Despierta Na'tair, rápido -escucho la suave voz aún dolorido y mareado, mis ojos ven a la bella Nag'ta con su piel diamantina quebrada en algunos puntos, es como yo, un experimento fallido por emular los poderes de una mutante llamada Emma Frost. -No tenemos tiempo para descansar, la Reina ha caído, debemos escapar... la invasión ha fracasado.
Noto cómo me ayuda a incorporarme y veo mis garras destrozadas retraerse despacio, mis heridas empiezan a regenerarse y cerrarse dolorosamente, aunque no lo suficientemente rápido para mi gusto. Apoyado en ella, miro hacia el cielo y para ver cómo pocas las naves que han sobrevivido al ataque, huyen dejando a cientos de guerreros abandonados a su suerte. Sonrío con amarga ironía, al ver cómo los poderosos Skrulls habían sido derrotados por una horda de salvajes primitivos con poderes. Empezamos a cambiar de forma, el cuerpo de Nag'ta y el mío empiezan a remodelarse para tener el aspecto de dos humanos corrientes para mezclarnos con la población humana.
-Ahora debemos escapar lo más lejos posible, Nag'ta -hablo en el idioma de los humanos, un lenguaje que me parece basto y burdo. -Somos libres, nuestra raza ha perdido... pero tal vez muchos de nuestros hermanos y hermanas se han ganado una nueva vida aquí, libre de la opresión de nuestro imperio.
-¿Los reunirás, verdad? -susurra Nag'ta, mientras nos alejamos de las zonas de combate y nos mezclamos entre las multitudes de humanos que huyen. -Sabes que los humanos los perseguirán, temen lo que no comprenden y en eso se parecen nuestra especie. Necesitamos un líder y solo tu tienes el conocimiento necesario para guiarnos, Na'tair.
Asiento en silencio, ella me conoce mejor que nadie, sabe que he estudiado a los grandes líderes humanos cómo el Capitán América, Charles Xavier, Pantera Negra y muchos otros, que buscaban lo mejor para sus pueblos. Tengo el conocimiento y la perspectiva para hacerlo, si simplemente me escondiera, sería un cobarde y un hipócrita cómo el resto de líderes Skrulls. Una extraña determinación crece en mi interior, al saber que no puedo rechazar el papel qué tiene para mi preparado el destino como líder. Mientras pienso en ello, Nag'ta y yo nos perdemos entre los refugiados humanos, en busca de un lugar que llamar hogar y ser libres al fin.
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