Las risas retumbaban en la oscuridad de aquella celda acolchada, Jack Napier tembló levemente al notar cómo el efecto de los antidepresivos y antipsicóticos empezaban a disiparse poco a poco, liberando a la parte más desquiciada y oscura de su psique conocida cómo el Joker. Los susurros en el fondo de su cabeza se hicieron cada vez más y más altos, amenazando con abrumar y destrozar la poca cordura que aún quedaba en su perturbada mente, mientras podía ver una figura moviéndose en el límite de las sombras. Jack sabía que su control era tan frágil cómo el cristal y temía lo que haría esta vez su otro yo, los recuerdos de los últimos días eran fugaces y escalofriantes, las escenas de violencia gratuita, de desquiciada locura asesina, los gritos de terror y las risas desquiciadas lo perseguían cada día de su vida.
-Deja de gimotear, Jack -la voz del Joker sonó aguda y cruel, en aquella oscura celda acolchada del psiquiátrico de Arkham. -Ya he descansado lo suficiente, es hora de tomar el control y que empiece la función...
-¡No! -el grito de terror puro salió de la garganta de Jack, mientras retrocedía hasta pegar la espalda en la acolchada pared. -¡Basta! ¡Déjame en paz! ¡Aléjate de mí!!
-Ja, ja, ja, ja -se carcajeó el Joker saboreando el miedo y el terror de Jack, mientras asomó su pálido rostro en la oscuridad de la celda y clavó una cruel mirada en su gimoteante contraparte. -Tu miedo es dulce, pero es aburrido atormentarte por lo fácil que es romperte. Voy a tomar el control, quiero enseñarle a Gotham y a Batsy mi nueva broma. ¡Ya verás qué espectáculo! ¡Será una gran y sangrienta broma!
Antes que pudiera responder, Jack se desmayó, cayendo en la familiar oscuridad, gritando de miedo, sabiendo lo que venía a continuación. La estridente música de feria lo despertó, estaba ante un enorme parque de diversiones, la entrada era una réplica enorme del rostro del Joker congelado en una carcajada cruel. Jack suspiró ampliamente para tranquilizarse, sabía que estaba en la parte más oscura y desquiciada de su mente, el lugar donde reinaba su otro yo y el lugar en que tanto tiempo había pasado preso en sus crueles garras. Cruzó temblando la entrada y se internó en aquel demencial parque de atracciones, mientras se escuchaba en la música de fondo la perversa y desquiciada risa del Joker. Avanzó por la calzada hecha de cráneos de los asesinados por su alter ego, mientras distintas facetas de la personalidad del Joker le llamaban, pidiéndole que sé acercarse a jugar en sus crueles puestos de la feria. Inocentes sentados sobre tanques de ácido, puestos de golpear con una barra de hierro a las distintas versiones de Robín, dianas de disparo a Batgirl y lanzamiento de bombas de gas de la risa a agentes de policía destacaban a su alrededor, pero no eran nada comparado con la enorme casa de los espejos al final de la feria. En ese lugar lo esperaba el Joker, lo podía sentir en cada fibra de su ser y sabía que debía enfrentarlo, si quería ser libre de una vez por todas de su malsana influencia.
Avanzó pesadamente hasta la puerta de la ruinosa estructura de piedra, su fachada estaba manchada de graffitis de risas maníacas y el cártel del nombre de la atracción sobre la entrada, estaba escrito con sangre fresca. Jack pudo sentir todas las miradas fijas en él de los diferentes aspectos de la personalidad del Joker, cuándo abrió la puerta y se internó en el interior de la casa de espejos. La luz le deslumbró durante un momento y le obligó a parpadear, tras unos segundos su vista se adaptó a la iluminación y se encontró con cientos de desgarbadas imágenes suyas, que lo miraban desde ambos lados del pasillo cubierto de espejos. Suspirando resignado, Jack caminó por aquel pasillo de espejos, su mirada estaba fija hacia la oscuridad de delante de él e intentaba no hacer caso a las imágenes de los espejos, que parecían chillar y reír de terror a su paso. Tras lo que le pareció una eternidad, salió del pasillo a una sala circular de espejos, dónde las imágenes que le devolvían la mirada ya no eran la de él, sino la del propio Joker sonriéndole con malévola diversión. Los espejos explotaron, arrojando una lluvia de cristal en todas direcciones, golpeando el cuerpo de Jack como si fuera granizo, abriendo surcos sangrientos en su rostro y clavándose en su ropa de preso de Arkham.
Todas las luces se apagaron menos una, envolviendo a Jack en una oscura negrura, mientras caía de rodillas sangrando y mirando el haz de luz frente a él. La figura del Joker estaba de pie en el centro del haz luz, vestido con su traje púrpura y su pajarita amarilla, su rostro estaba maquillado y su cabeza cubierta con sombrero de plato a juego con su traje, sus manos estaban cubiertas de guantes blancos y su mirada maníaca se clavó en Jack. Dio una palmada y todo se iluminó, dejando ver la pista circo de arena sobre la que estaban Jack y él, el público de las gradas eran todas las víctimas que había asesinado durante años de locura criminal, que sonreían de manera psicótica y escalofriante.
-Señores y señoras, sean bienvenidos al gran circo del Joker, les prometemos un espectáculo de muerte -anunció el Joker cómo si fuera el maestro de ceremonias, alzando los brazos y sonriendo al público que los observaba. -Hoy tendremos cómo espectáculo principal la muerte de Jack Napier, es un número único que no se volverá repetirse, no se lo pierdan querido público.
-No pienso dejarme matar, Joker -gruñó Jack incorporándose y mirando desafiante al Joker, pese a sus sangrantes heridas. -Voy a derrotarte y encadenarte para siempre, cómo tú intentaste hacer conmigo.
-Ohvaya, ahora resulta que tienes agallas -dijo con acritud el Joker sacando de su chaqueta una barra de hierro manchada de sangre. -Mmmm, que recuerdos me trae esta barra... con ella mate a un petirrojo... será perfecta para machacarte, Jack.
-No podrás conmigo -rugió Jack corriendo hacia el Joker con los puños en alto hacia él. -¡Yo he vencido a Batman! ¡Yo soy el caballero blanco!
El Joker al escuchar eso se puso furioso y lanzó un golpe contra la cabeza de Jack, esté se agachó esquivando la barra de hierro y le dio cabezazo en el estómago, haciendo que el Joker se doblará y soltará el arma. Jack empezó a golpearlo con sus puños cerrados sin parar, arrojando a su enemigo al suelo y sin dejarle tiempo para reaccionar. El Joker se rio escupiendo sangre y agarró las muñecas de Jack, dándole una poderosa descarga eléctrica y cayendo hacia atrás envuelto en humo. Jack soltó un grito al sentir las descarga eléctrica de los zumbadores eléctricos, que tenía el Joker escondidos bajo los guantes y cayó al suelo de espaldas, convulsionándose sin parar sobre la arena. Las risas y aplausos resonaban sin cesar en la carpa, cuándo el Joker se puso en pie y escupió un chorro de sangre por la boca, avanzó cojeando hasta Jack y empezó a patearlo sin parar hasta aburrirse. Se agachó y agarró a Jack por el cuello, levantándolo y mirándolo a los ojos con una sonrisa cruel en los labios.
-No... está mal...-musitó divertido el Joker y acercó el rostro de Jack al suyo, a la vez que abría la boca hasta casi desencajarse y lanzar una bocanada de gas de la risa. -No te mataré Jack, te voy a dejar riendo solo en la oscuridad hasta qué sepa cómo venciste a Batsy.
Jack intentó aguantar la respiración, pero la férrea presa del Joker se lo impidió, aspirando los vapores del gas y empezando a reír desquiciadamente a la vez que las lágrimas caían por sus mejillas. El Joker lo arrojó al suelo y se alejó para reclamar su premio, el envoltorio corpóreo de Jack Napier y poder hacer su gran última broma contra Gotham y Batsy, sin importar lo qué sería de su alter ego. Jack lo vio marchar, mientras todo a su alrededor desaparecía, sustituido por una terrible y amenazante oscuridad, dónde solo podía escuchar sus sollozos y su risa desquiciada para todo lo que le quedaba de vida, a la espera de que en algún momento el Joker cometiera un error y pudiera interesar liberarse de su férrea presa otra vez.
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