La pequeña sala de reuniones se quedó en silencio, cuando la madre superiora Cassandra Kusanagi entró en ella. Las miradas de las personas sentadas alrededor de la mesa se clavaron en ella, con un leve asentimiento avanzó hasta su sitio. Su rostro era inexpresivo y de apariencia juvenil gracias a los tratamientos genéticos, eso ocultaba su preocupación por los sucesos recientes. Se sentó con cuidado y miró a los allí reunidos, todos los presentes eran los dirigentes de la Observancia.
-Hermanas y hermano, sabéis por qué se ha convocado esta reunión con urgencia -la voz de Kusanagi sonaba clara y fría, sus ojos calculadores se fijaron en los presentes. -El incidente de la base Herico, qué ha sucedido hace una semana.
-Madre superiora, hemos leído los informes -respondió la hermana Miriana, líder de las Reverendas Moiras poniéndose en pie. -¿Estamos aquí para debatir cómo proceder? ¿O para castigar al hermano observante Comepecados Garrik?
-¿Castigar al hermano Garrik?-la pregunta salió como un gruñido del líder de los observantes comepecados, el padre Morgan, sin ni siquiera levantarse de su sitio y con la mirada neutra. -Solo lo quieres castigarlo por ser un hombre, si hubiera sido una de tus Moiras u otra hermana de las diferentes ramas de la Observancia...
-¡Comportaros los dos! -gritó con furia Kusanagi, fulminándolos con la mirada llena de ira. -No os he hecho venir para pelearnos cómo niños, sino para solucionar esto...
Kusanagi pulso un botón de la mesa, en el centro de la misma se activó un pequeño reproductor holográfico. Las luces se apagaron, las imágenes mostraban escenas terribles, donde decenas de prisioneros eran llevados a la base Herico por las fuerzas de la IE, cómo si fueran reses al matadero. Caminando entre las decenas de Unidrones Batroids que conducían a los prisioneros, se vio una figura vestida como una reverenda Moira, su brazo izquierdo era una prótesis cibernética de aspecto alienígena y parecía estar dando las órdenes a las tropas del ejército combinado de la IE. La reproducción holográfica se apagó, las luces de la sala se encendieron, los rostros de todos los presentes estaban pálidos, por esa transgresión a la humanidad por parte de la IA alienígena.
-La hermana Mary ha sido poseída por una blasfema IA, que controla a los alienígenas que atacan a la humanidad -las palabras de Kusanagi estaban cargadas de asco y odio a partes iguales. -Esto no puede permitirse, por lo que se creará una nueva orden dentro de la Observancia, encargada de ser el brazo ejecutor en misiones de eliminación, serán llamados los exorcistas.
-¿Tienes a alguien en mente, Madre superiora Kusanagi? -preguntó la líder de las Reverendas Sanadoras, la hermana Ángela desde su asiento. -Sé qué no propondrías algo así, sin ponerlo a prueba primero.
-Muy cierto hermana, ya tengo pensado cómo probarlo -Kusanagi sonrió levemente a la hermana Ángela, antes de continuar. -Quiero ponerlo a prueba con el hermano observante Garrik, será el primer exorcista.
Todos los reunidos asintieron en silencio, sabiendo que era inútil intentar hacerla cambiar de opinión. Tras discutir los detalles de la primera misión de Garrik, todos los integrantes de la reunión se marcharon, dejando sola en la sala a Kusanagi. En silencio, ella observó las imágenes recogidas por el satélite, estaba enviando a Garrik a una misión suicida, aunque fuera una misión que él mismo había rogado realizar. Kusanagi sabía que era una decisión desesperada, pero no podía dejar que los secretos que conocía la hermana Mary, fueran usados en contra de la nación Nómada y el resto de la Esfera Humana.
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