El vehículo aterrizó en la plaza central de un pequeño pueblo
abandonado, el olor a madera quemada y podredumbre era patente en el
aire, pero necesitaban un lugar donde cuidar a Adam y descansar todos. Man-at-arms lo cogió con delicado cuidado, llevando
al herido Adam cómo si fuera un simple bebe entre sus poderosos brazos
al interior del único edificio que parecía intacto, seguidos por el
tembloroso Gringer y la cabizbaja Teela, mientras Andra ocultaba el vehículo de posibles exploradores de seguidores de Skeletor o del culto de la placa madre. Colocaron a Adam en un viejo camastro con cuidado, acomodándolo
de la mejor forma posible para evitar que se le volviera abrir la
herida. Los cuatro miraron al herido en un fatídico silencio, temiendo
que en cualquier momento pudiera morir por la falta de sangre, una
infección o por el daño de la terrible herida.
-Teela quédate cuidando a Adam -Man-at-arms lo dijo con una voz reseca por la batalla y la huida desesperada de Grayskull, mientras la miraba con su rostro envejecido por aquellos acontecimientos. -Yo haré la primera guardia, Andra comprueba si la fuente de agua mágica de la plaza funciona y trae toda la que puedas.
-Padre...-las palabras salieron de los labios de Teela como un susurro, mientras lo miraba con los ojos enrrojecidos de haber llorado y sintiéndose culpable por todo lo que había sucedido.-Todo esto es mi culpa, si no hubiera bajado la guardia, si no me hubiera fiado de Evil-Lyn... tal vez Adam no estaría agonizando y Skeletor no tendría Eternía en la palma de sus huesudas manos. -No es tu culpa, Teela -Man-at-arms negó con la cabeza y sonrió con tristeza, mientras acarició con su mano derecha el sucio rostro de su hija. -Todos pensamos que Skeletor había muerto, tú has hecho un gran viaje para salvar Eternía y te has enfrentado a tus miedos. Ahora cuida de Adam, él te necesita más que a cualquiera de nosotros.
Teela vio salir a Andra en busca de agua mágica con la que tratar a Adam, sintió la caricia y las palabras de aliento de su padre la animaban a seguir hacia delante, mientras este se alejaba para hacer guardia desde la azotea del edificio. Gringer se restregó levemente por su pierna derecha y Teela lo acarició con cariño, sabía que aquel animal estaba sufriendo tanto como ella por el resultado de todo aquello. Suspiró ampliamente y se sentó al lado del camastro, mirando el pálido rostro de Adam, esperando algún síntoma de mejoría, mientras le hacía beber la poca agua mágica que les quedaba y revisaba el estado de su brutal herida. Teela llevaba horas sin dormir, se había negado a separarse del camastro, pese a que su padre y Andra se habían ofrecido cuidara Adam, para que ella descansará. El agotamiento fue haciendo mella en ella y se quedó dormida en la silla que había colocado al lado del camastro y apoyando la cabeza sobre el colchón a escasos centímetros del cuerpo de su convalecenciente amigo. Las pesadillas de cómo Skeletor atravesaba sin piedad a Adam, la atormentaron magnificando la escena y viendo cómo pasaba cámara lenta ante ella. Una leve caricia la despertó, sacándola de su terrible sueño y pensó que su padre había venido a obligarla a irse a dormir en una cama, pero al abrir los ojos vio el pálido rostro de Adam sonriéndola débilmente y mirándola con unos ojos agotados por la fiebre.
-Teela...-la voz de Adam sonó débil y quebradiza como si fuera a romperse, su mano temblorosa acariciaba el pelo de ella y la miraba aún sin poder incorporarse. -Deberías irte a descansar, llevas demasiadas horas cuidándome sin dormir... -No, esta vez no quiero quedarme sin hacer nada y verte otra vez morir, Adam -Teela le respondió acariciando la mano de él y mirándolo con una mezcla de sentimientos de cariño y culpabilidad a partes iguales. -Tendría que haber estado preparada y por no estarlo te han herido, has perdido tu espada y Eternía está en manos de Skeletor.
-La espada es solamente un objeto y nadie podría haberse esperado que Skeletor siguiera vivo, no te culpes -Adam lo dijo con voz temblorosa e intentó sentarse sin éxito, se sentía muy cansado y dolorido como para levantarse solo, pero su determinación seguía tan férrea como el acero. -Tienes que descansar, puede que ya no sea He-man, pero no voy a rendirme y darle el control de Eternía a Skeletor.
-Pues deja de comportarte como si todavía lo fueras -respondió Teela preocupada y ayudándolo a sentarse en aquel camastro, para evitar que se hiciera daño o se le abrieran las heridas por un mal movimiento. -Ahora solo piensa en recuperarte, ya tendremos tiempo para planificar...
Antes de que pudiera terminar la frase, sintió los brazos de Adam rodearla, notando su frágil cuerpo contra el suyo y por primera vez en mucho tiempo, supo algo que había ocultado en lo más profundo de su interior, amaba a Adam y no quería volver a perderlo por nada en el mundo. Sonrió y lo besó, sabiendo que juntos encontrarían la forma de salvar a Eternía y derrotar a Skeletor de una vez por todas. Aquel momento fue interrumpido, por el ruido de explosiones y gritos de guerra provenientes de fuera. Teela se separó de Adam y se acercó a la ventana más cercana, desde dónde estaba vio docenas de cultistas de túnicas de color púrpura corriendo por las calles portando armas mecánicas de aspecto tosco y letal. Esos sectarios estaban siendo contenidos por el ejército de un solo hombre que era Man-at-arms, imparable con sus armas derribando docenas de enemigos, mientras se movía entre ellos cómo una tormenta imparable.
-Adam quédate aquí y no te muevas-ordenó Teela, mientras sacaba su arma y se preparaba para saltar por la ventana. -No hagas nada heroico y estúpido, aún estás herido.
Teela saltó a la polvorienta calle desde la ventana del primer piso del edificio, su arma se desplegó transformándose en una larga espada y se lanzó a la carga por la calle en llamas. Su objetivo estaba sobre un vehículo predicando y alentando a sus seguidores, el señor del culto Triclops, el antiguo cazador tecnológico de Skeletor y supremacista de la tecnología sobre la magia. Triclops se volvió hacia ella y sus ojos cibernéticos giraron, lanzando una lluvia de fuego de rayos láser contra la enemiga que cargaba contra él. Teela saltaba de cobertura a cobertura, intentando evitar que aquellos terribles rayos la fulminaran y dejarán de ella solo un cuerpo abrasado. Suspiró ampliamente y espero al siguiente disparo de Triclops, para lanzar en ese mismo instante la espada como si fuera una jabalina con todas sus fuerzas. El arma voló a toda velocidad, clavándose con precisión certera en el ojo cibernético de Triclops con el que estaba disparando, derribandolo del vehículo dónde estaba subido. Era su oportunidad y Teela la aprovechó, corrió hacia el vehículo y saltó al interior, sin piedad arrancó la espada del rostro de mecánico de Triclops y escuchó el grito de dolor de su enemigo, sabía que debía terminar con esto ahora y de una vez por todas. La espada descendió y cercenó de un solo tajo la cabeza de Triclops, que rodó por la superficie del vehículo hasta caer al sucio suelo empedrado con un escalofriante ruido. Teela bajó del vehículo de un salto, cogió la cabeza y la alzó lo más alto posible, mientras todos los cultistas se detuvieron y la miraron con asombrado terror.
-¡Vuestro gran Maestre ha muerto! - rugió Teela con la cara sucia de polvo y sangre, haciendo resonar su voz por todo aquel pequeño pueblo en ruinas. -Si no queréis acabar cómo él, huid y escapad bien lejos de mi vista.
Lanzando un grito de terror, todos los sectarios empezaron a huir de forma desesperada, temiendo acabar cómo su señor a manos de aquella terrible amazona. Man-at-arms y Andra se acercaron a Teela, en sus rostros había pintada una mueca de horror e incredulidad por lo que había hecho. Ambos se pararon frente a ella, mientras arrojaba la cabeza al suelo y la pateaba para lanzarla lo más lejos posible, intentando que no se notará que aún temblaba por aquel violento acto que había realizado.
-¿Por qué le has matado Teela? -preguntó Andra con voz temblorosa e intentando no mirar la cabeza decapitada de Triclops. -Es cierto que estaba loco y que era un fanático. ¿Pero no ha sido pasarse de la raya matarlo?
-Lo he hecho por qué no se detendría jamás -la voz de Teela sonó frágil, tras abandonarla la adrenalina de la batalla y darse cuenta de su acto. -Era un fanático y no se habría parado hasta matarnos o transformarnos en uno de sus acólitos. Ahora está el destino de Eternía en nuestras manos y cuántas más amenazas haya sueltas, más difícil será salvar nuestro mundo.
-¿Entonces que sugieres que hagamos? -Man-at-arms lo preguntó de manera pensativa, evaluando la situación y los argumentos de Teela con detenido cuidado. -¿Cómo salvamos Eternía de Skeletor?
-Formando una rebelión -contestó Teela con determinación a su padre y miró hacia el edificio dónde estaba Adam postrado en cama. -Reuniendo antiguos aliados y nuevos, que estén dispuestos a detener al Dios Skeletor y devolver la espada de poder a Adam, para que He-man se alce de nuevo y ponga fin de una vez por todas a ese malnacido cara de calavera.
Man-at-arms y Andra asintieron ante el plan de Teela, pues la opresión y el cruel reinado de Skeletor traería muchos guerreros descontentos y buscadores de libertad deseosos de derrocarlo. Una sonrisa de esperanza apareció en los labios Man-at-arms, al escuchar las últimas palabras de Teela, aún tenían a Adam y si conseguían arrebatarle la espada del poder, volvería a ser He-man y acabar con el dominio de Skeletor. Teela vio los asentimientos de ambos ante sus palabras, tal vez únicamente fueras las primeras chispas de una rebelión organizada contra Skeletor, pero ella las transformaría junto Adam en un fuego que ardería con fuerza, iluminando la oscuridad que se cernía sobre Eternía.
Comentarios