La oscuridad le susurraba sin cesar, cientos de voces resonaban en su cabeza en diferentes tonos pronunciando un único nombre, Knull. Dylan Brock conocía aquel terrible nombre, ya se había enfrentado a su heraldo en la tierra, el simbionte conocido como Matanza y lo habían derrotado, pero aquello solo era una obertura para lo que estaba por venir. Tembló levemente en el interior de aquella sala blindada de seguridad en lo profundo del búnker, dónde su padre lo había dejado para protegerlo del Dios oscuro de los simbiontes. Respiró profundamente y se concentró en sus poderes, había entrenado su conexión con los simbiontes durante todo un año para este momento, apartó todas aquellas voces que gritaban en su cabeza y se concentró en la voz de la fusión de su padre con su simbionte, la criatura conocida simplemente como Venom. Dylan podía escuchar, ver y sentir todo lo que su padre estaba haciendo a través de aquella conexión sináptica, podía exprimentar su miedo a Knull y su determinación por protegerle a cualquier precio.
La oscuridad era agobiante, cientos de millones de simbiontes caían sobre el mundo como si fuera una sucia lluvia negra, cubriéndolo todo e intentando enterrar la civilización en una negrura perpetua, mientras su oscuro Dios reclamaba que le entregarán a Brock y se rindieran a lo inevitable. Venom se deslizó por las malolientes cloacas en dirección al trono-antena que había utilizado Matanza, para controlar a una horda de simbiontes en nombre de Knull. La idea de Eddie era intentar quitarle el control de la colmena de simbiontes a Knull y volverlos en su contra, para dar tiempo suficiente a la evacuación y que los Vengadores consiguieran derrotarlo. Ambos sabían a lo que se arriesgaban, ser capturados y perder su mente, volviéndose una máquina de matar irracional, pero no había alternativa si quería proteger a Dylan. Cientos de zarcillos salieron de Venom y se conectó al trono-antena, uniéndose con la mente colectiva de la colmena, viendo caer héroe a héroe, ante la abrumadora ola de oscuridad ondulante de simbiontes. El mundo estaba siendo cubierto por entero por aquella viscosa masa, sus héroes, sus villanos y todos los seres de aquel mundo iban a pertenecer a la oscuridad de Knull. El cielo se volvió totalmente negro y la oscuridad había reclamado todo, Eddie Brock solo podía hacer una cosa, enfrentarse a Knull, para dar unos míseros minutos más de tiempo a los pocos supervivientes, para escapar de aquel mundo condenado.
Venom se desconectó del trono-antena y miró hacia el techo abovedado de aquella enorme sala de las cloacas, conectándose con su creador y atrayéndolo hacia su posición. El techo reventó, cuándo una titánica mano hecha con la oscura masa de simbiontes la atravesó y agarró a Venom, sacándolo de allí para lanzarlo al cielo, sobre el edificio más alto lo esperaba Knull, sonriendo con sus afilados dientes, su rostro pálido como un cadáver estaba totalmente distorsionando por aquel cruel gesto y su largo pelo ceniciento se agitaba, por el aleteo de los enormes monstruosos simbiontes con la forma de dragones. Sus afilados dedos de la mano derecha se cerraron sobre la garganta de Venom con una férrea fuerza inhumana, sujetándolo para que no cayera el vacío cómo si no pesará nada y mirándolo con malvado regocijo.
-Te reconozco, tú eres el huésped que venció a mi dragón enviado a este patético mundo -gruñó Knull con cierta sorpresa y diversión, viendo el rostro de Eddie al hacer retroceder a su simbionte con un simple gesto de sus afilados dedos. -Pensé que estabas muerto, humano. Pero esto es más divertido si lo piensas, tal vez debería disculparme por la confusión...
-¿De... que coño estás hablando? -la pregunta salió como un jadeó de los labios de Eddie, mientras un sentimiento de terror extremo crecía en su interior. -Dijiste que si me entregaba... los dejarías... en paz...
-Si, bueno fue mi culpa -la voz de Knull sonó con cierto tono de cruel diversión y clavo sus rojos ojos en Eddie. -Debí haber especificado cuál Brock quería... ja ja ja.
-¡Maldito Bastardo! -rugió Eddie intentando liberarse de las garras de Knull inútilmente. -¡Tu pelea es conmigo! ¡Deja a mi hijo en paz! ¡Llévame a mí en su lugar!
-No...-respondió cruelmente Knull, a la vez que arrancó con brutalidad el simbionte del cuerpo de Eddie Brock y lo arrojó al vacío como si fuera un pedazo de basura. -Me quedaré con mi niño y luego te quitaré el tuyo, ya no me sirves para nada más humano.
El grito de Dylan resonó por toda la habitación y cayó de rodillas, las lágrimas caían por su juvenil rostro sin parar, mientras la escena de ver a su padre ser arrojado al vacío por Knull se grababa en lo más profundo de su mente. Aquel ser lo buscaba a él, por ese motivo había subyugado el mundo al mundo en una eterna oscuridad y tal vez matado a su padre, sabía que no se detendría ante nada y nadie hasta encontrarlo. Dylan se puso en pie y se secó las lágrimas con sus manos, su rostro se endureció lleno de determinación, su padre confiaba en él y esperaba que fuera mucho mejor de lo que había sido el propio Eddie. Caminó hasta la puerta y se concentró en sus poderes para abrirla, iba a encontrar a su padre y juntos vencerían a Knull, el rey de la oscuridad y Dios de los simbiontes.
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